viernes, 31 de diciembre de 2010

La Tabla Rasa y la naturaleza humana - Steven Pinker (3)


En esta entrada, para despedirnos del tema que ya nos ha llevado dos días con la presentación de este científico y su obra, os reproduzco una entrevista realizada a Steven Pinker en una conocida revista divulgativa de ámbito internacional… Más abajo, como siempre, podréis encontrar la tercera y última entrega del vídeo sobre la conferencia que este autor realizó en Monterrey, en febrero de 2003, con objeto de presentar su libro “La Tabla Rasa”…



ENTREVISTA A STEVEN PINKER



NUEVA YORK — Steven Pinker, un hombre de rizos grises y ojos azules que habla con calma y sin decir nunca una palabra de más, no es sólo uno de los psicólogos y "cerebrólogos" más reconocidos del mundo. También es el principal referente de una nueva generación de científicos que se ha propuesto un objetivo que va mucho más allá del sentido estricto de la ciencia: Pinker y sus contemporáneos -biólogos moleculares, lingüistas, genetistas y psicólogos evolutivos- quieren acercarse lo más posible al conocimiento de la naturaleza humana.


No del "alma" humana, porque Pinker cree que los hombres no tenemos un alma (entendida como un motor no químico que nos da fuerza o conciencia), sino del misterioso proceso en el cual nuestros genes se combinan con nuestro entorno para tomar decisiones que ni siquiera nosotros podemos explicar como ¿por qué nos gusta la música?


Con las herramientas que tenemos ahora es imposible saber exactamente el porqué, pero Pinker y los nuevos científicos que quieren volver a unir la biología con la vida cotidiana dicen que hay información en nuestros genes que influyen en elegir la música que nos gusta, y que se combinan con la información que recibimos de nuestro entorno, para finalmente tomar nuestra decisión.

¿Eso quiere decir que pronto podremos describir y predecir cada uno de los actos de la vida humana, que se acabará el misterio y nos volveremos prisioneros de nuestros genes? "No, en absoluto", responde Pinker, rock star del mundo científico norteamericano, en diálogo con QUO. "El cerebro es una máquina maravillosamante compleja, con 100,000 millones de neuronas y 1 billón de sinapsis. No creo que la ciencia logre jamás predecir la conducta de alguien hasta la última decisión".

Pinker, profesor de la Universidad de Harvard, colaborador frecuente de medios como The New York Times y autor de media docena de libros, sabe que con estos temas debe caminar en puntas de pie, porque la mezcla de biología y política ha tenido, en el pasado, resultados desastrosos. La eugenesia, por ejemplo, una práctica seudocientífica popular hace 100 años en EU y Europa, intentaba mejorar los rasgos hereditarios de la población separando a grupos considerados "no aptos", como los gitanos o los homosexuales.

Después de que la Alemania Nazi llevara la eugenesia al paroxismo de los asesinatos masivos, la práctica perdió crédito y hoy es considerada brutal y pasada de moda. Hasta hace no mucho tiempo, algunos investigadores han intentado usar supuestos datos científicos para afirmar que algunos grupos étnicos son más inteligentes que otros, o que ciertos grupos están mejor preparados para determinadas tareas. Es por eso que quienes, como Pinker, otra vez quieren volver a hablar de la importancia de nuestros genes (los de cada uno de nosotros y los que todos compartimos como miembros de la misma especie) en nuestra conducta y en nuestra forma de vivir en sociedad, deben hacerlo con mucho cuidado.

En el comienzo de La Tabla Rasa, su libro de 2002 dedicado a los dilemas sociales provocados por avances en el estudio del genoma humano o el uso de células madres para el tratamiento de enfermedades, Pinker se quejaba del trato injusto que recibían los genes: "Decir que nuestra conducta está en parte influida por nuestros genes y en parte por nuestro entorno es todavía una afirmación radical para mucha gente". Esa percepción quizás ha cambiado, en parte gracias a los esfuerzos de Pinker, pero la cita muestra el carácter de tabú que aún tiene la "naturaleza humana".

¿A quién se refiere Pinker cuando habla de "mucha gente"? Sobre todo a sus colegas de las ciencias sociales, como los sociólogos y los antropólogos, para quienes nuestra manera de pensar y de funcionar en la sociedad está determinada por la forma en la que fuimos educados y los demás estímulos externos. Para ellos, decir que nuestros genes influyen en nuestra vida podría servir para justificar el racismo (porque alguien podría decir que es "natural" desconfiar de quien es distinto), el machismo (lo "natural" es la vida violenta de la caverna) o la codicia (porque era "natural" para el hombre antiguo acumular todo lo posible).

Para buena parte de las ciencias sociales, el cerebro de los recién nacidos está vacío y es la sociedad la que lo va llenando. Ésta es la tabla rasa que Pinker llevó al título de su libro. Lo que afirman Pinker y la última camada de psicólogos evolutivos (quienes intentan aplicar la Teoría de la Evolución de Darwin al ámbito del comportamiento) es que el cerebro ha evolucionado, en estos últimos millones de años, igual que el resto del cuerpo. Y que, cuando nacemos, no está vacío, sino que viene con una programación acumulada durante siglos con las cosas que fueron aprendiendo nuestros antepasados. Para las ciencias sociales, la "cultura es todo" y los genes, nada. Pinker no dice lo contrario: dice que es una mezcla de las dos cosas y que es injusto que se haya calificado a su posición como extrema cuando en realidad la suya es la verdadera posición moderada.

De todas maneras, admite que de a poco su visión se ha ido acercando cada vez más al centro del debate científico y que son muchos los científicos atraídos por las posibilidades que ofrece la psicología evolutiva. "Creo que vamos a ver una aceptación cada vez mayor", dice Pinker. "Esto ya está ocurriendo con la nueva generación de académicos, científicos y periodistas, que es más abierta a aceptar la conexión entre la ciencia y los temas sociales". A medida que estos científicos continúen apilando pruebas y evidencia, que comprendamos mejor nuestros genes y sepamos cómo éstos han evolucionado, este enfoque se convertirá, según Pinker, en "innegable".

¿Innegable por quién? Por los políticos y por las religiones, entre otros que por ahora han preferido mantener el asunto lo más lejos posible. Para la Iglesia y para los grupos conservadores en general, el enfoque evolucionista de nuestro cerebro presenta un problema: el de la responsabilidad de nuestros actos. Si un día la ciencia confirma que la homosexualidad es genética -y, por tanto, imposible de corregir- o que determinadas personas tienen un gen que los hace tener una inclinación hacia la violencia, será bastante más difícil para su sacerdote convencerlo de que ha pecado y que debe arrepentirse si quiere ir al Cielo. El pecador le dirá al cura, con algo de razón: "Padre, no es mi culpa, está en mi naturaleza".

Ésta es en parte la visión popular de los genes, que ha contribuido a expandir su mala fama. Pinker les pide a los políticos y a los religiosos que no teman: la influencia de los genes no es más que eso, influencia, y de ninguna manera es un mensaje determinante que cuerpos y cerebros obedecen a ciegas. Por ejemplo, algunos académicos han expresado su temor a que un asesino pueda ser declarado inocente porque su abogado lograra demostrar que la "pulsión de muerte" está en los genes de su cliente. "Es todo mucho más complicado", dice Pinker. "El mensaje de los genes es mucho más indirecto y difícil de descifrar, sobre todo en lo que se refiere a las características psicológicas. Hay tantas combinaciones posibles, de genes y de estímulos externos, que para nosotros siempre parecerá que el libre albedrío existe".

El libre albedrío es, por supuesto, una de las bases sobre las que se han construido las democracias occidentales: sus ciudadanos elegimos libremente a quien votar y, si cometemos un delito, el Estado nos castigará, porque somos responsables de nuestros actos. Los críticos de la genética dicen precisamente eso, que el estudio de los genes puede llevar a un determinismo que impida juzgar el comportamiento de las personas.

Otra de las cuestiones que diferencia a Pinker de buena parte de los intelectuales es su optimismo. La visión que las ciencias sociales tienen de Occidente o de la humanidad en general es bastante negativa: los sociólogos y otros pensadores, especialmente los europeos y latinoamericanos, creen en su mayoría que los humanos vamos en la dirección errónea y que nuestra situación como especie es cada vez más desesperada. Contra el lugar común de que el mundo es un lugar cada vez más violento y despiadado, Pinker publicó el año pasado un artículo diciendo lo contrario: que una de las características más importantes de la evolución de la humanidad es el descenso radical de la violencia en la vida cotidiana. En los pueblos antiguos era 100 o 200 veces más probable morir a manos de otra persona que ahora. Hasta hace poco más de un siglo, un entretenimiento popular en las ciudades europeas era quemar gatos vivos, haciéndolos descender lentamente sobre el fuego, para que niños, adultos y ancianos se divirtieran con los gritos y las contorsiones del animal. Sin ir tan lejos, en las guerras mundiales murieron decenas de millones de personas; cifras similares en la actualidad serían inconcebibles.

Pero no es sólo la violencia lo que provoca el optimismo de Pinker, que en general nos ve como a una especie en bastante buena forma. Sobre el futuro, dice: "Soy optimista sobre nuestra evolución cultural. No sé si nuestra evolución biológica va en ninguna dirección particular, pero nuestra cultura me parece que sí. Creo en la Ilustración, en la idea de que más conocimiento científico, mejores instituciones democráticas y comerciales tienen el potencial para permitirnos colaborar y convertir a la vida humana en algo placentero y productivo".

Pinker, sin embargo, se resiste a creer que algún descubrimiento concreto en las próximas décadas pueda provocar un giro en nuestra manera de entender la naturaleza humana. Lo más probable, dice, es que todo se vaya dando de poco, que sea un progreso acumulativo. Las ciencias del cerebro, la psicología evolutiva y la antropología, entre otras disciplinas, irán sumando pequeñas unidades de conocimiento, las harán conversar entre sí y así se irá tejiendo la manera de entendernos a nosotros mismos. Porque, en el fondo, nuestros genes no sólo nos han preparado para pelear por nuestra comida y nuestras mujeres sino también para colaborar entre nosotros. "Es así, claro. Antes que nada somos animales morales. La evolución no sólo nos dio motivos egoístas sino también emociones e impulsos para colaborar entre nosotros, enfatizando que genéticamente somos todos extremadamente similares". Nuestras guerras y diferencias, entonces, provienen de otro lado. Y pasarán siglos y milenos hasta que veamos diferencias importantes: parece que llevamos mucho tiempo en la Tierra, pero genéticamente la historia de la humanidad acaba de comenzar. "Somos una especie joven", concluye Pinker. Todavía nos queda mucho por aprender.





Os pongo aquí, para despedirnos de este autor, su web site oficial (en inglés) para quién quiera acercarse algo más a sus posiciones... Además, está aderezado con unas bellísimas fotos que, por lo visto, son un arraigado hobby que no duda en exponer en su sito web...



Un saludo... :-)

jueves, 30 de diciembre de 2010

La Tabla Rasa y la naturaleza humana - Steven Pinker (2)


Steven Pinker y otros psicólogos evolucionistas han elaborado un apartado aparte dentro del campo de la llamada “Teoría de la Mente”, ya que creen que la mente humana evolucionó por selección natural justo como otras partes del cuerpo.

Sus libros: Cómo funciona la mente y La tabla rasa son trabajos punteros de la moderna psicología evolucionista, la cual ve a la mente como un tipo de instrumento equipado por la evolución con un conjunto de herramientas especializadas (o módulos) para lidiar con problemas que enfrentaron nuestros ancestros paleolíticos. Esta visión, de la cual fueron pioneros científicos como E. O. Wilson, Leda Cosmides y John Tooby, está creciendo rápidamente como paradigma de investigación, especialmente entre los psicólogos cognitivos.

Para Pinker, un ejemplo que muestra y demuestra su teoría, es la clasificación del lenguaje como una fuerte capacidad instintiva en los seres humanos, posición esta muy cercana a la llamada “Gramática generativa” en el ámbito de los estudios lingüísticos… Pinker es famoso principalmente por su trabajo, popularizado en “El instinto del lenguaje” (1994), sobre como los niños adquieren el lenguaje y por su popularización del trabajo que Noam Chomsky realizó sobre el lenguaje como una facultad innata de la mente. Ha sugerido la existencia de un módulo mental evolutivo para el lenguaje, aunque su idea es aún controvertida. Va más allá que Chomsky, argumentando que muchas otras facultades mentales humanas han evolucionado. Es aliado, en este aspecto, de Daniel Dennett y Richard Dawkins en muchas disputas evolucionistas.

Sus críticos alegan que sus libros ignoran o descartan las evidencias “en contra”. En su obra Palabras y reglas, y como consecuencia de su extensa crítica, Steven describe como los científicos cognitivos han dejado caer el modelo competitivo como si de una “patata caliente" se tratara… Sin embargo, el llamado “conexionismo”, que consiste en un conjunto de enfoques que presenta los fenómenos de la mente y del comportamiento como procesos que emergen de redes formadas por unidades sencillas interconectadas, siendo las más comunes los modelos de redes neuronales. El conexionismo permanece más popular que nunca y las disputas no parecen encaminarse a una pronta solución…

Otras críticas, de forma curiosa, aluden a cierta capacidad de “hechizo” por parte de Steven, afirmando que Pinker es quizá demasiado buen escritor, siendo capaz de combinar varias hipótesis débilmente sustentadas para que suenen plausibles como psicología evolucionista.

Una crítica filosófica más profunda es que la idea de que en la persona humana la unión de espíritu y materia constituye una única naturaleza, es perfectamente compatible con los cambios en el cerebro que detecta, por ejemplo, la neuroimagen. Pero no podemos reducir todo el psiquismo a la actividad neuronal, ya que esto no se debería ya a una explicación científica, sino a una “opción filosófica” previa, que descarta, como en el caso de otras disciplinas científicas (lingüística, economía, sociología), todo lo que no puede reducirse a estudio experimental.

En esta entrada, aquí abajo, hemos colgado la segunda parte de la presentación de su libro “La Tabla Rasa”, por parte de este científico, en Monterrey, en 2003.




Un saludo... :-)

miércoles, 29 de diciembre de 2010

La Tabla Rasa y la naturaleza humana - Steven Pinker (1)


Los idiotas que creen en el novísimo dogma religioso de nuestra "programación" esclavizadora y automática por parte de la cadena de ADN suelen ser pobres catetos que no han salido mucho de su pueblo (el mental y el geográfico) Un discípulo de Dawkins, Steven Pinker, se reía a carcajadas de los que entendían en sentido literal un título tan literario como "gen egoísta"... El ego (y su patología más detestable: el egoísmo) es algo humano, y no químico... Los sabios de todas la épocas y tradiciones (incluida las de la moderna y etnocéntrica psiquiatría y psicología occidental) nos habla de la inexistencia e insustanciabilidad de eso llamado "ego"...

Pinker se descojona de los que creen que nacemos en blanco y que solo la educación es la que nos tornea... Tiene varios chistes sobre esto: "Algunos pseudo-progres creen que educando a un niño como a niña, esto haría que le salieran tetas, ya que el rol hombre y mujer, no es innato, sino "cultural" (Todos sabemos que este es el dogma de fe dominante hoy en día entre la progresía desinformada)... Too s'arregla educando... :-)

Una vez le preguntaron que si él era discípulo de alguien que cree que estamos programados por el gen para hacerlo eterno, por qué no quería tener descendencia... Como más abajo expongo, Pinker contestó: "Yo soy feliz así, y si a mis genes no les gusta, que se tiren por la ventana..."

Al fin y al cabo, el ser humano es el único ser que puede dar al traste con esos planes del gen para manipularnos... Tu puedes suicidarte, ayunar o ser célibe... Ese determinismo "genético" es una estupidez nacida de un ignorante poco brillante cabreado con su papá... De todos los determinismos, el más detestable es el nacido de la hecatombe mundial que nació de la ingenuidad del científico que cree haber descubierto la piedra angular de todo (peor es que un talibán)y el determinismo del ignorante que se cree las fantasias que el ocioso imagina (no se les puede llamar hipótesis, esto sería algo más respetable)

Voy a reproducir íntegramente aquí, un artículo que he puesto en otro blog sobre Psicología del Desarrollo, cómo colaboración...

Steven Arthur Pinker nació el 18 de septiembre de 1954, en Montreal (Canadá) dentro de la comunidad judía de habla inglesa, aunque se declaró ateo a la temprana edad de 13 años, rompiendo así con la fuerte tradición religiosa hebrea, sus posiciones revelan un respeto a las concepciones morales e ideológicas que defienden las sociedades llamadas “tradicionales”.

Se ha casado tres veces, con dos divorcios y , cosa curiosa, no tiene hijos… Decimos que es curioso porque causa perplejidad que ocurra con alguien que defiende la idea de que estamos programados para beneficiar a nuestros genes (pero suya es la frase: "Pero soy feliz de ser así. Si a mis genes no les gusta, que se tiren de un puente)."

Recibió su grado en psicología experimental en la universidad Mc Gill en 1976, para luego dirigirse a Harvard a realizar su doctorado en la misma disciplina, el cual obtuvo en 1979. Actualmente es profesor de psicología en la universidad de Harvard y previamente ha sido director del centro de neurociencia cognitiva en el Instituto Tecnológico de Massachussets.

Este psicólogo experimental norteamericano anda dedicado al estudio de los procesos cognitivos de la mente humana, especialmente en lo relativo a la percepción y el desarrollo del lenguaje en niños. Sus escritos, muy populares, defienden las posiciones de la psicología evolucionista y de la teoría computacional de la mente. Para Pinker, por ejemplo, el lenguaje es un "instinto", es decir, una adaptación biológica modelada por la selección natural. Algo no muy lejano a las posiciones de Noam Chomsky…

Sus cuatro libros van dirigidos al público en general —El instinto del lenguaje, Cómo funciona la mente, Palabras y reglas y La tabla rasa— han ganado numerosos premios y le han dotado de un gran renombre y capacidad divulgativa…

Algo interesante de resaltar es que, en enero del 2005, defendió a Lawrence Summers, presidente de la universidad de Harvard, a quien sus argumentos sobre las diferencias de sexo en matemáticas y ciencias le acarrearon una gran hostilidad por parte de los miembros de la facultad y de personas cercanas a las posturas de “tabla rasa” que están próximas a cierta izquierda y mantienen que el ser humano nace “en blanco”, sin nada innato, y solo puede ser “llenado” por el entorno…

Igual que le pasó a Galileo Galilei con la Iglesia de su tiempo, le está pasando a científicos como Pinker desde posturas mal llamadas progresistas, queriendo irrumpir desde posiciones dogmáticas (para nada racionales) de “corrección política” en el debate científico… Como vemos, el paradigma de Galileo se repite, con distintas posiciones de poder, distintos dogmas de fe ideológico-intocables y con las mismas hogueras y los mismos herejes de siempre…

Veamos la primera parte, en inglés con subtítulos en español (de un vídeo dividido tres partes), de su conferencia sobre su extenso libro “La Tabla Rasa”, dada en febrero de 2003 en Monterrey, libro este en donde defiende ciertas posturas innatistas que han escandalizado, por así decirlo, a alguna parte parte del mundo académico dentro del campo neo-inquisitorial de la “political correctness”… Proseguiremos hablando de este autor (y visionando las restantes partes del vídeo) en las dos próximas entradas.








Un saludo... :-)

lunes, 26 de julio de 2010

LUNA LLENA & Marisa Monte ("Diariamente")


Aprendí mucho portugués con este bellísimo tema... Es casi un vocabulario escolar... Y Marisa Monte está impecable...





Marisa Monte
Diariamente
Composição: Nando Reis
 
Para calar a boca: rícino
Para lavar a roupa: omo
Para viagem longa: jato
Para difíceis contas: calculadora

Para o pneu na lona: jacaré
Para a pantalona: nesga
Para pular a onda: litoral
Para lápis ter ponta: apontador

Para o Pará e o Amazonas: látex
Para parar na Pamplona: Assis
Para trazer à tona: homem-rã
Para a melhor azeitona: Ibéria

Para o presente da noiva: marzipã
Para Adidas: o Conga nacional
Para o outono, a folha: exclusão
Para embaixo da sombra: guarda-sol

Para todas as coisas: dicionário
Para que fiquem prontas: paciência
Para dormir a fronha: madrigal
Para brincar na gangorra: dois

Para fazer uma touca: bobs
Para beber uma coca: drops
Para ferver uma sopa: graus
Para a luz lá na roça: duzentos e vinte volts

Para vigias em ronda: café
Para limpar a lousa: apagador
Para o beijo da moça: paladar
Para uma voz muito rouca: hortelã

Para a cor roxa: ataúde
Para a galocha: Verlon
Para ser "mother": melancia
Para abrir a rosa: temporada

Para aumentar a vitrola: sábado
Para a cama de mola: hóspede
Para trancar bem a porta: cadeado
Para que serve a calota: Volkswagen

Para quem não acorda: balde
Para a letra torta: pauta
Para parecer mais nova: Avon
Para os dias de prova: amnésia

Para estourar pipoca: barulho
Para quem se afoga: isopor
Para levar na escola: condução
Para os dias de folga: namorado

Para o automóvel que capota: guincho
Para fechar uma aposta: paraninfo
Para quem se comporta: brinde
Para a mulher que aborta: repouso

Para saber a resposta: vide-o-verso
Para escolher a compota: Jundiaí
Para a menina que engorda: hipofagin
Para a comida das orcas: krill

Para o telefone que toca
Para a água lá na poça
Para a mesa que vai ser posta
Para você, o que você gosta:
Diariamente. 


sábado, 10 de julio de 2010

MY WAY(s)

Largo tiempo de abandono del BLOG... This is my way... ¿Qué le vamos a hacer?
Sin duda hay que subir chiquisientass fotos de pasados periplos más o menos recientes...
He recordado otra de música (¿Cómo no?) de nuestra juventud....
Ahora abomino de ellos, pero cuando ostentaba mis 17-18 años los admiraba como a profetas... También se enorgullecían de su "way" vital... Pero el Siglo XX los puso en su correcto lugar dentro del mundo del marketing y no muy alejados del esperpento de Unamuno...   :-)

Amigos: SID VICIOUS, SEX PISTOLS... "MY WAY"... Fantástico diseño, revuelta dominada, vendidos al sistema, enormes "pedos", descomunales pitotes... en fin nada de nada, todo vacio, pero se lo pasaron bien...



SALUD-ANDO
=:-)