Por las calles de Recife hoy nos hemos perdido (en el buen sentido del caminante sin rumbo) y, claro está, como anticuado y hasta tradicionalista viajero mochilero buscador de nostalgias más certeras que los humos de nuestras arcaicas modernidades (jamás novedosas) de materialismo comercialista de fuegos artificiales del siglo que nos toca a todos vivir, nos hemos bienhallado entre las piedras viejas...
O sea, que no todo en Recife son construcciones grandes y playitas bellas, turísticas y algo contaminadas, tenemos tradiciones que van de lo “franciscano” a lo masón (como veremos más abajo en las últimas imágenes)…
Hay una parte dedicada a los edificios oficiales… Jardines salpicados con bustos de próceres de la patria y frondosa vegetación, sorprenden por lo solitarios que andan, claro que mejor así que verlos como en otro tiempo se vieron los jardines cercanos al parlamento suizo de Berna, en suiza, plagados de junkies durmiendo su siesta…
Si no te metes en “embolaos” (y si Dios y los Budas te mantienen una cierta buena suerte, siempre necesaria en la vida), no hay lugar peligroso en el mundo, pero es que esta parte de Recife es tranquilísima para pasear y, si es posible y no hay algún jardinero manejando algún cortacéspedes por ahí, para ponerse a leer un poquillo…
Este edificio de la foto de aquí abajo corresponde al Liceo de artes y oficios de Pernambuco, pero ¿Quién no ve en sus símbolos una clara referencia al compás y a la escuadra masónica?, sustituyendo el ojo que todo lo ve por un rueda dentada industrial… ¿Curioso no?
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