viernes, 8 de diciembre de 2006

Junto con Lay, cada noche, hay una cohorte de coleguitas que se reunen en las mesas de lo que fue el restaurante del grupo de cabañas que forman la Guest House… Todos juntos son ruidosos y palizas, como buenos indonesios, pero uno a uno, todos tienen su historia que contar… Solo dos hablan algo de inglés. Entre ellos hay uno que se llama Indra (curioso nombre hindú para un musulmán) que no me gusta un pelo por la avaricia que muestra y las ganas de hacer “business” y sacarles los cuartos a los turistas… Hay otro, Imra, que trabaja los campos de cerca de las cabañas y que también cría peces en unas pequeñas balsas (como muchos de la zona) escavadas en la tierra parecidas a arrozales… Allí, su tarea consiste en separar de vez en cuando los peces pequeños de los más grandes mediante unas redes de distintos tamaños y en eliminar una especie de caracol que se comen a los alevines… Estas “piscifactorías” funcionan bien y proveen a los lugareños de sustento y negocio para ir tirando… Imra es un tipo pequeño, de raza Minang (los toreros de Indonesia), sonriente y guasón, que no habla un capullo de inglés, pero con el que me entiendo de maravilla… Le encanta la “ganja” y siempre va “de aquella manera”, pero es un tipo trabajador que lleva una vida pacífica y presumo que feliz…

El resto de “personajes” no merecen especial mención… Solo cabe destacar a Lay, el único que trabaja en el local y que es hijo de una mujer batak y un hombre minang, pero odia a estos últimos que no le integran completamente en el grupo… Sueña con emigrar a Europa, pero sospecho que no hace nada por ello y deja pasar los días en una esperanza nebulosa que alimenta sus sueños de currante desesperado de unos de los países más pobres y corruptos del mundo… Siempre está activo y es muy honesto… Comprendo porque está de encargado del local en ausencia de su dueño… Es el que mejor me cae, a pesar de su aspecto malhumorado…

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