viernes, 25 de mayo de 2007

Bus a Phnom Penh… A las 6:30 ya estaba preparado para pillar el sitio que teóricamente tenía reservado… A las 7:30 hemos salido… El viaje ha durado unas siete horas y hemos parado de vez en cuando para mear y comer… En una de las paradas estaba sentado en el suelo uno de esos mutilados de las minas antipersonal tan abundantes todavía en Camboya… Sus niños andaban pidiendo comida en vez de dinero… Me he sentido mal por primera vez ya que, como no suelo dar limosnas, tampoco lo he hecho esta vez y tras unos momentos, he visto como los chavales devoraban con autentica fruición algo que tenían para comer… El autobús partía y lo hecho, hecho estaba, pero me he quedado con un muy mal sabor de boca… Tendría que haberles comprado algo… No habría hecho falta darles pelas… Me he autoconvencido de que la culpa de la falta de confianza en la “limosnería” la tiene la gran manada de sinvergüenzas que en un noventaitantos por ciento son solo caraduras y “hombres de negocios” y nos endurecen algo el corazón… Aún así, hay algún caso que no es el típico “money, bonbon or pen” de la gente a las que no hay que darles nada y esta vez creo que me he equivocado… No se, no se… ¡Que Dios me perdone si es así! Espero tener más intuición la próxima vez… La vida es demasiado complicada y nosotros somos tan pequeños para los males del mundo… En todo caso, me he prometido colaborar de alguna manera “oficial” en estos temas… La pena es que si das algo a organizaciones no gubernamentales y de caridad (como se recomienda hacer, en vez de dar en mano, incluso en alguna guía como la Lonely Planet), no hay seguridad de que lleguen a las manos correctas… ¡Asco de país! ¡Asco de mundo!

Camboya tiene muchos restos de la guerra de los khemers rojos… Pol Pot dejó un rastro de mierda por todos lados… Hasta hace varios años, Camboya estaba todavía armada hasta los dientes… Phnom Penh era una ciudad francamente peligrosa… Todo el mundo tenía pistolas y poco o ningún trabajo, así que los robos a mano armada eran bastante frecuentes… Tras las campañas de desarme hechas por gobiernos posteriores y las naciones unidas, la cosa ha cambiado mucho (ver la foto que adjunto más abajo del anuncio sobre entrega de armas que todavía encontré en las calles de Kratie). Solo la corrupción de los poderes públicos sigue siendo un gran problema y mucha gente es capaz de enviar a sus niñas a prostituirse, vendiéndolas por una televisión (que no comida) o un frigorífico… Quisiera creer que en mi cultura, eso no ha pasado nunca, ni pasaría, aún en los peores, más miserables y más desastrosos tiempos… Al menos no en la preocupante proporción que aquí se puede apreciar…

Llegamos, en fin, a Phnom Penh y tras fijarme en que la parada del bús estaba a poca distancia de la zona del lago, he agarrado los bártulos y me he ido andando hasta la Floating Island Guest House… En el camino de entrada a la “zona” he comprado un par de botellas de la deliciosa leche de soja que vende la viejecita de cerca de la mezquita… Luego he seguido mi camino hasta la guest house y una vez allí, después de ver algunas de las habitaciones (la 205 estaba ocupada), me he quedado con la habitación 209 que no estaba nada mal; era más grande que la otra que tuve hace algunos días y, aunque tenía buena luz, no tenía las vistas de la anterior…

Seguidamente, sudado como iba, me he ido a duchar y luego me he acercado a echarme las fotos para el visado que tengo que hacerme por aquí para Vietnam… Estará mañana por la mañana sobre el mediodía… He comido en el restaurante del colega musulmán como un rey y luego he vuelto a la habitación para arreglar los bártulos y echarme en la piltra… He dormido como un puñetero bendito…

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