lunes, 14 de mayo de 2007


Hoy me he dado una vuelta por el río Mekong… Y me he dado una vuelta por el palacio real y sus alrededores… También he visitado la Pehn Wat… Una pagoda situada en una colina (solo 27 metros por encima de la ciudad y rodeada de arboles) que es la que le da nombre a la ciudad… Dice la leyenda que una mujer llamada Penh encontró unas imágenes de Buda que el Mekong había transportado misteriosamente… Ella las depositó en la colina (“phnom” en el idioma khmer) con su nombre (Penh) y así la ciudad, que pasó a llamarse la “colina de Penh” (Phnom Penh), fue la depositaria de las milagrosas imágenes que se encerraron dentro de una pagoda…

De vuelta, he pasado por el shop en donde me han imprimido los boletos del viaje de vuelta a Bangkok y también he pasado por el cyber…


Más tarde, llegando a la guest house, ha empezado a llover pero casi no me ha pillado… Mañana volveré al cyber-café para tratar de hablar con Silvia, Luís y mis padres… Los voy echando de menos…
Esta vida, al fin y al cabo, solo es una absurda ilusión… Ilusión que contemplo con cierta racionalidad y esperanza (como budista y/o existencialista) y que me hace sospechar que nuestra existencia no es otra cosa más que un viaje infinito y sin aparente sentido y que está regida por una cierta lógica-ilógica que tiene más que ver con la física que con cualquier otra cosa… El ser humano que percibe la realidad “tal y como es”, deja de estar enfadado con ella y vuelve a sentirse reunificado, re-ligado (etimología de “religión”) con “lo real”, dejando de estar en conflicto con su existencia… Fluyendo como fluyen los átomos o fluye el tiempo y el espacio… Somos un estado del universo, no algo separado de él… Aunque nos sintamos diferentes de lo absoluto, solo somos una máscara (etimológicamente ese es el significado de la palabra “persona”: máscara) de lo “uno”…


¡Qué místico se vuelve uno tras una sesión de diarrea tropical!
:-)

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