Todo está militarizado… No se puede andar por determinadas aceras y no se pueden fotografiar algunas zonas… Como hay un largo camino y veo que los autobuses andan medio vacios, pregunto por el que me puede llevar a Havelock Road: el 120… Pasando por una calle para llegar a una parada de bus, veo un accidente de un coche con un autobús número 120. Ese, caro está, no lo puedo coger… Pasa otro y lo pillo… Me lleva hasta el inicio de Havelock Road… ¡Cómo no! Todo ha cambiado… No reconozco nada, hay un montón de edificios nuevos, aunque creo reconocer la casa en un par de ocasiones…
A la vuelta, al atardecer, hay una luz maravillosa… Es un atardecer de los que me chocaron cuando vine a este país… Los colores del cielo parecen como pintados sobre un cristal… Me siento eufórico y extrañamente feliz… Es como si me hubiera vuelto a reunir con las luces de mi infancia…
Anochece y no encuentro Galle Road, en donde está la embajada de India, pero preguntando voy dando con la calle… Ando bastante y localizo el alto comisionado de India… Tomo nota mental para volver mañana… No está lejos… Mi euforia desaparece a la llegada a la zona turística… Todos quieren business con el extranjero… Los soldados, los richshaws, todos… Me siento apenado y con rencor por esta gentucilla ignorante y sin escrúpulos…
Por la noche, en la habitación me dedico hasta muy tarde a la lectura de libros electrónicos de budismo que llevo en el ordenador… A las tantas, alguien va llamando a todas las puertas… Abro y es un policía que va buscando algo o a alguien… Al ver que soy extranjero, me deja en paz… Minutos después, me quedo rendido y me duermo…
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