jueves, 28 de septiembre de 2006


Hoy ha sido el día del Tifón, que creo que se llama Xangsane… Nunca había visto uno y, por lo visto, me ha tocado uno de los fuertecillos. Menos mal que tenía confirmado el vuelo y todo eso, porque no se ha podido salir a la calle y la habitación se ha quedado inundada… He tratado de solucionar el tema poniendo unas sillas en la ventana y tal pero no se ha podido evitar la catástrofe… Los tejados de aluminio volaban y los cristales de varias habitaciones han quedado para el arrastre. ¡Que fuerza la de este fenómeno! La electricidad se ha ido y no se ha podido recuperar… Todo esto me ha dado la oportunidad de conocer a Jay, un americano algo entrado en años que ha sido muy interesante de ver… Es de San Francisco y también siente pasión por la montaña. Es escalador y viajero impenitente se va mañana a India… Hemos hablado de mística y de escalada y también de la pobreza que se ve en Filipinas. Me ha contado con los ojos húmedos el caso de un niño Harapiento al que dio algo de comida desde un coche y que no pudiendo esperar, devoró agachado entre las filas de coches que transitaban por la calle… “Mierda, estaba hambriento”, decía casi llorando… El tifón acabó a la tarde y hemos salido Jay y yo a comer por ahí. Estaba todo cerrado y una enorme estructura metálica se había caído sobre un puente y docenas de personas estaban cortando el metal para venderlo… Era surrealista y no llevaba la cámara encima… Hemos comido bien y barato en un sitio que Jay conocía…

A la vuelta, ya oscuro y con velas, hemos hablado largo y tendido sobre Asía y especialmente los chinos, a los que Jay aborrece… Después hemos ido a la piltra, ya que Jay cogía el avión a las ocho…

Ya dentro de mi habitación, me he planteado el abrirme mañana yo también. Si no hay electricidad, para que pagar la habitación medio mojada… He apagado la vela y me he quedado durmiendo…

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