Llego al Aeropuerto de Ninoy Aquino a las 23:00. No cambian traveler cheques en la única ventanilla de banco abierta que hay… Decido dormitar encima de mis maletas nada más salir al vestíbulo principal y esperar a que abran por la mañana las otras sucursales, no es cosa de andar trajinando con los billetes de dólar recién llegado. La noche se pasa mala y en el transcurso trabo curiosa amistad con los vigilantes del Aeropuerto. Un tipo llamado José (como yo), otro colega suyo, y una tipa de la que no recuerdo su nombre pero sí lo poco agraciada y hombruna que era con su uniforme y que decía que no estaba casada y no tenía niños… Como tengo el Jet lag de los güebos, para mí son las 18:00 y estos tipos me usan para mantenerse despiertos… Hablamos de las cosas de siempre y que parece que se extienden por toda cultura; es decir, origen, nuestro estado civil, trabajo, niños (si los hubiera) y luego, ya más puestos, sobre el propósito del viaje, recomendaciones de lugares, consejos sobre la gente, Manila, etc.
Parece que les caigo bien y me traen mapas de stand de turismo y me prometen que podré cambiar dentro del aeropuerto (como favor especial) a la 6:30, ya que el resto de bancos, los del vestíbulo, no abrían hasta las 9:00… Les di las gracias y sobre la 4:00 empezamos a silenciarnos todos y vigilantes y “vigilados”, echamos unas cabezaditas…
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