A las 5:00 ya estaba dentro de la estación y tenía que coger el “komuters” tren (una hora y cuarto directo a Port Klang) y como estaba cerrado, una china que no paraba de hablar me ha dicho que podía sacar el ticket de las máquinas expendedoras, ya que el mostrador estaba cerrado hasta las 6:00. Así lo he hecho y estaba dentro del primer tren a los pocos minutos… La china se ha bajado cuatro estaciones antes que yo después de darme largamente la barrila y alrededor de las 7:00 estaba en el “jetty” de donde saldría mi ferry hacia Dumai en Indonesia… Aquí empieza mi peripecia indonesia que es muy diferente de la malaya…
Después de llegar paso por una ventanilla y allí me piden pagar las tasas de salida del puerto… Esta historia burocrática del puerto al salir y de Dumai al llegar (tras tres horas de viaje), es casi épica… Colas como las de la embajada (que ya anunciaba lo que me esperaba hoy) han alargado una hora la entrada al ferry, menos mal que la gente de pasaporte malayo y, en general, no indonesio, pasaban un poco antes… Como de costumbre en este viaje, estaba yo solo representando a Europa en el ferry… Me he dado cuenta que ya me habían sacado alguna pela de más con las tasas, ya que iban incluidas en el ticket cuando lo compré y al entrar al ferry un chaval del barco quería cobrarme 5 RM al entrar por colocarme la maleta; le he dicho que no, por supuesto… Estaba ya , como quien dice, en la muy pesada Indonesia… Era solo el anticipo de lo que me esperaba… Recuerdo ahora que hace algunos años, en India, comentando el acoso que de vez en cuando hacen los hindúes al turista, alguien me dijo que el record casi mundial de acoso y pesadez, la tenía Indonesia… Ahora me acuerdo de esas palabras y estoy completamente de acuerdo. De todo lo que conozco viajando, ni Marruecos, ni India han sido tan pesados como desde el primer día en Indonesia… Hace falta una paciencia búdica para aguantarlos y muchas veces piensas que a lo mejor hubiera sido más “saludable” no haber venido a este país del “hello mister” contínuo…
En efecto, el tumulto al llegar ha sido fatigoso. Mi maleta había desaparecido y es que la habían cogido por ahí para llevarla con otras fuera del ferry. Cuando voy a cogerla me piden dinero, fastidiado les digo que no he cambiado y me dejan en paz… Pasando la puerta de salida del puerto, sorteo algún que otro “amigo instantáneo” y pregunto a un policía con cierta graduación por la estación de autobuses… Me coge, me monta en un 4x4 que tiene sospecho que es de clase media-alta de por allí… Es tan amable que creo que me va a pedir dinero luego… El caso es que, como no tengo rupias, necesito cambiar y le digo que donde hay un banco abierto. Como es Idil Fitri, la festividad del final del Ramadán, no va a haber uno abierto en días… Vamos a un establecimiento de chinos pero no cambian traveller cheques y no quiero indicar que tengo billetes por si el poli me sale rana… Le digo que me lleve a un hotel de los que le muestro en la Lonely Planet, pero uno de ellos ya no existe y me lleva al mejor de la ciudad… Le repito (ya arrepintiéndome de la “novatada” de pedir ayuda a un lugareño) que no quiero ese tipo de hotel en una ciudad polvorienta como Dubai donde no hay nada que ver; finalmente me lleva a otro que le indico… Me da su nombre por si tengo problemas y luego de darle las gracias se va… Me acomodo en el hotel (que no me gusta nada) y luego digo a las recepcionistas (que son cristianas, como muchos de por aquí de origen Batak) que donde puedo cambiar… Se me acerca alguien que parece uno de los recepcionistas y después de presentarse como cristiano, baptista y batak, me acompaña al mismo establecimiento de chinos… Cambio ante la sorprendida chinita, ya que ahora saco 30$ en billete y no en cheques, y me los canjea por un “rate” que me parece algo bajo; luego pude comprobar que era relativamente normal por los cambiadores de moneda “privados”… Volvemos al hotel y después de pagar la habitación, hablo un rato con el tipo que al final, me pregunta si puedo prestarle dinero porque tiene un problema… Le contesto amarmente que no y me voy dando cuenta del país el el que llevo ya unas horas: Indonesia…
La anécdota del cristiano pedigüeño hace que me queme y tras decirle adiós, salgo a la calle en donde todo el mundo se queda embobao mirándome y me sueltan “hellos”, “misters” y “hello mister” a grito pelao… Es lo que se llama en inglés la “hello-mister fatigue” y suele ser avisada hasta en las guías al lado de otros probables percances como la diarrea o la disentería… A cada metro uno va y lo suelta… Los más avanzados en inglés te espetan en la oreja de carrerilla y todo seguido “where-are-you-from-what-is-your-name-mister” sin esperar respuesta por tu parte… Comprendo en donde me he metido y la paciencia que tendré que tener…
Camino buscando la estación de autobuses para mañana… Veo que soy el único occidental de la ciudad y todo el mundo se asombra. Normalmente los turistas entran por Medán, no por Dumai y eso se nota… ¡Vaya si se nota!
Si pregunto no me saben indicar o me indican mal y, luego de caminar durante un par de horas con “hello-mister” a cada medio metro, decido darme la vuelta entre el regocijo del personal… Me voy hacia la zona que conozco, el puerto y, como hay menos gente por el camino, solo me sueltan el “hello-mister” cada pocos minutos… Un motorista se para a mi lado y no para de darme el follón para llevarme a donde quiera mister y yo, ya cabreao me enfrento con él gritandole que se vaya y que me deje en paz… El muy subnormal se queda mirándome como asombrado y se va…
Después trato de comprar algo de comida en algún puesto callejero ya que en los pequeños restaurantes si preguntas cuanto vale algo, el interpelado entorna los ojos, mira al techo como calculando y luego, con mirada avariciosa, te suelta un precio que sabes que es más del doble del que tienen para los parroquianos… Luego de comprar a precio de turista algo de arroz me siento cansado y me voy a la cama, donde los mosquitos me ponen a caldo:
¡BIENVENIDO A INDONESIA!