La “lonely” lo dice claro: “Sal de Dumai cuando puedas, no hay nada que hacer allí salvo entrar y salir en ferry”… Y yo, que creo firmemente en esa “Biblia mochilera” que es la Lonely Planet, y que he experimentado en propia carne esta puta ciudad polvorienta, me apresuro a salir temprano y a dirigirme a la estación…
No hay nadie en la calle (cosa que me hace feliz), está todo el mundo en las mezquitas ya que el Ramadán ha acabado y hoy se celebra el primer día que pueden llevar de nuevo una vida “normal”… Camino decidido hasta donde me indicaron ayer que estaba la estación pero cuando llego, me dicen que no habrá ningún bus porque hoy nadie trabaja… Descorazonado me siento un rato y decido darme la vuelta… En un pequeño puesto de madera para refrescos me dicen que si busco bus… Me acerco y una pareja de cristianos baptistas de raza batak con su niño me dicen que hay otra estación y que sí que hay autobuses pero que salen después de las 12:00. La pareja es muy simpátia y el hombre se ofrece a llevarme… Después de un rato, el hombre (que dice que es arquitecto y yo le creo porque es de mirada franca y no me pide un duro) me coge en su coche y tras un trayecto más o menos largo y después de explicarme que tendré que hacer una parada en el trayecto hacia Parapat (el lugar de entrada a donde quiero ir: un lago volcánico paradisíaco llamado Dubai Toba) me deja en la “nueva estación de bus” al lado de dos polis jóvenes que intentan chapurrear conmigo con curiosidad… Los polis me dejan un rato sentado en su oficina y vuelven con otro cristiano que me cuenta que su bus saldrá en poco y que va directo a Parapat sin stop… No le creo, y me imagino que los polis tienen comisión, pero estoy tan cansado de Dubai y deseo tanto salir de aquí, que me voy con él… Veo que es poco fiable y no me gusta nada y en efecto… El bus sale a las 18:00 y, a última hora me dice que el autobús parará en un pueblo (de cuyo nombre no quiero acordarme) y allí cambiaré de autobús hasta Pararat… Al menos salgo de este puto pueblo y además he tenido otra suerte, el asiento que me toca es el último antes de la puerta y se puede reclinar casi horizontalmente, o sea que espero dormir bien… A media noche paramos a comer algo y luego seguimos… el autobús va parando de vez en cuando para recoger gente y una de las veces me pide el “revisor” que cambie de sitio para que se siente una pareja que ha entrado, le digo que no y sigo durmiendo… no pasa un segundo sin puta picaresca en esta tierra…
martes, 24 de octubre de 2006
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