Cojo un minibús a Probolingo después de despedirme en el Hotel. Veo a algunos turistas, los primeros desde que llegué, se van a Probolingo también… Cuando el autobús arranca, una pesada sentada detrás no para de preguntarme que adonde voy y como me llamo y de donde soy… Me pregunta si me gustan los mangos y le contesto que si, que Probolingo “is the Mecca of mangos”… Una chica occidental se ríe… Al final me invita a su casa y le digo que no gracias, que voy por mangos…
Al llegar a la estación y preguntar por un autobús a Solo, me proponen uno por 80.000 Rp. Me da la risa y me levanto para coger un minibús a la estación de tren… Al llegar me dan un “ekonomi” ticket por 23.000… El único problema de esta clase de billete es que no tienes reservado asiento y tengo que pasar la primera hora sentado en el suelo y rodeado de estudiantes “improvando” su inglés… Trato de sentarme en la cantina del tren, que está al lado, pero al revisor no le gusta que un occidental haya sacado un “ekonomi” y me dice que solo es para comer… Todos los indonesios sentados allí están fumando, pero nadie está comiendo y ni siquiera están tomando un maldito café… Comprendo que una de esas emotividades asiáticas anti-foreigners… Me retiro… unos pocos minutos después, alguien me ofrece un asiento… Paso cómodamente sentado el resto del viaje, gracias a Allah, y me prometo no coger otro “ekonomi” más; los “bisnis” y los “eksecutiv” están también muy bien de precio y te reservan un número de asiento…
Llego a Solo ya oscurecido (18:00 horas y pico) Como un Mie Goreng con un té y veo en televisión la llegada de Bush a Yakarta y su rueda de prensa junto al presidente… Nadie quiere aquí a este hombre y Yakarta se paraliza por huelga en el transporte público en protesta por la visita… En la tele Bush sonríe con cinismo a cada pregunta; tiene ese gran morro (y entrenamiento) que tienen los políticos, aunque no mucha inteligencia, eso lo sabemos todos… Salgo de la estación, sorteo a los Rickshaws y me doy una caminata, plano en mano, hasta encontrar con dificultad el hotel Paradiso… Si pregunto a alguien, no me saben indicar, y algunas veces me contestan equivocadamente a propósito. Alguno me dice que por qué no cojo un taxi, a pesar de que saben que el hotel está a pocos metros… Solo (vaya un nombre de ciudad!) es una de esas ciudades poco amables que de vez en cuando uno se encuentra y en donde algunos creen que soy americano… Yo soy perro viejo en estos mundos urbanos asiáticos y sigo interpretando el plano… Al final doy con la dirección, pero llego empapado y exhausto…
El hotel es precioso, lleno de antigüedades y amplio… las habitaciones espaciosas, aunque las ventanas dan a un patio interior lleno de plantas, jarrones de porcelana y estatuas de buda y dioses hindúes… Me echo a dormir fatigadísimo…
lunes, 20 de noviembre de 2006
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