viernes, 24 de noviembre de 2006


El tren "bisnis" a Banjar ha sido relativamente confortable… El problema ha sido al llegar a Banjar… El acoso nada más bajar del tren ha sido mayúsculo… Suelo dirigirme al restaurante de la estación en estos casos para tomar un té, pensar un poco en lo que hago y preguntar en "petit comité" al dueño sobre direcciones y cosas por el estilo… Pero aquí estaba todo cerrado… Si preguntaba por la dirección de la estación de bus, la gentuza de rickshaws no ayudaba, quería que tomara transporte… No me gustan los risckshaws y menos los taxis… En Yakarta se han reportado atracos por conductores de taxi (la Lonely Planet apunta que incluso en "reputables" compañías) Los conductores de rickshaws pueden caer mejor, pero no te ayudaran a encontrar lo que buscan aunque este a la vuelta de la esquina… Si uno toma un rickshaw, debe de saber por donde cae lo que uno busca y debe hablar con antelación el precio, por que sino te cobraran un huevo… Los rickshaws son buenos para la típica foto y nada más… Los mejores y más honestos los he visto en India… Por aquí son una panda de gandules mafiosos que no puedo verlos ni en pintura…
Mientras me los quitaba de encima, un grupito se adelantaba por el camino para ir diciéndole a la gente que no me ayudara para así forzarme a tomar uno de ellos… Pero yo soy español y, además creo que buena gente, así que he caminado hasta que me he dado cuenta de que me habían indicado la dirección contraria a la estación… Sin ebargo, iba por la correcta dirección hacia Pangandaran… He procurado pasar del gentío y he caminado hasta encontrarme fuera del pueblo y he entrado en un kioskillo donde he hablado con el dueño (que también me decía: "rickshaw not good", dandome la razón… La gente local conoce quien es "güay" y quien no) y ha sido tan amable que me ha parado un autobús en medio del camino y me he montado en él… Le he dado las gracias en el poco bahasa que sé (Terima Kashi) y me he montado… Mi equipaje ocupaba un asiento y, como en estos casos, he pagado doble billete con gusto… Tras un viajecito por una de las peores carreteras que he visto en Indonesia y que me ha llegado a marear, en una hora y pico he llegado a Pangandaran en donde me he parado enla estación un momento para reponerme del mareo que tenía… He sentido el vibrar del autobús durante al menos una media hora… Luego he cogido (esta vez sí, por qué me ha caído bien el tipo, ha sido honesto y simpático y me ha cobrado baratísimo) un rickshaw de bicicleta hasta la dirección que le he indicado (que era el Hotel Mini Tiga, llevado por una francesa casada con un indonesio) y me he cogido una habitación barata con cuarto de baño… Me han informado de que el pueblo estaba parado después del tsunami de julio de este año y me he acordado de que era aquí donde se produjo el segundo tsunami, algo menor (2 metros), que sufrió Indonesia… Aunque no fueron los 4—5 metros de Aceh en Sumatra y el agua solo llego a cerca de 1 Km. tierra adentro (no los 10 Km. de algunas partes del norte de Sumatra), también se cobro su rédito en centenares de vidas, la mayoría niños… El dueño me contaba que estaba durmiendo sobre las 16:00 de la tarde cuando oyó un ruido como de helicóptero y mirando a la calle vio a un montón de gente corriendo en dirección opuesta a la playa… Al principio creyó que se trataba de una pelea pero instantes después comprobó que era otra cosa… El agua llegó inundándolo todo y obligándole a subir a la terraza… Afortunadamente su familia estaba intacta…
Dándome luego una vuelta he visto los destrozos de lo que, en otro tiempo fue el Beach Resort más importante de la isla de Java… Una "Marbella" tranquila y todavía un sereno pueblo de pescadores que le hacía la competencia a Bali… Era (y lo sigue siendo) una meca de surfistas y ahora estaba casi todo en ruinas… Solo los mejor construidos edificios se mantenían en pie…
En un descampado lleno de escombros, sobre un trozo blanco de pared todavía en pie, pude leer una pintada en rojo escrita en bahasa (que reproduzco aquí en una foto) que rezaba: "TRAGEDI 17/7/06" y que hacía de melancólico epitafio de las ruinas…


Por la noche he comido en un puestecito de playa y un lugareño, que también me ha hablado del tsunami en un perfecto inglés, ha sido muy amable y hasta ha llegado a ofrecerme una viuda joven y guapa para casarme con ella… Yo, claro está, he declinado la invitación y me he ido a la cama seguidamente…

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