Hoy tomo a las 7:00 un autobús que me lleva a la estación de buses para Borobudur… Tras discutir el precio del bus y pasar una hora y pico de viaje, llego a Borobudur (a 45km de Yogya) Me hincho a echar fotos y cuando llego a la cima del monumento, por error borro las fotos que había echado… Sin rabia y con paciencia, vuelvo a darme una vuelta por donde había venido y repito algunas fotos y, además, repito la “hazaña” de borrado… Doy un salto ante mi falta de concentración, que achaco al fuerte sol que hace y, por tercera vez, vuelvo a echar fotos y videos… Esta vez las conservo y son también muy buenas, pero las mejores fotos, las más espontáneas han volado con el viento delirante de Borobudur…
El sitio estaba lleno de escolares por ser domingo y eso ha sido lo peor… Todos querían echarse una foto conmigo y daban de vez en cuando la coña mirándome a mí en vez de a la viejas piedras que estábamos visitando… Saliendo de allí, he comprado un kilo de una fruta con aspecto a ajo que se llama “fruta serpiente”… No está mal, es dulce pero sin mucho zumo… Se pela fácil y se desgaja en unos dientes parecidos a los dientes de ajo… Por la noche en el hotel, he invitado a los presentes… Alguno ya la conocía, pero la mayoría, como yo, se han sorprendido de la variedad de frutas del trópico…
Mejor que hablar sobre las ruinas, pongo aquí varias fotos de Borobudur, uno de los sitios que soñaba con ver desde niño cuando ojeaba el viejo libro que me regaló Felipe: “Maravillas del Mundo”
A la vuelta, el conductor de autobús se ha liado y he preferido andar un trecho hasta el hotel… He contado la anécdota del borrado de la tarjeta de memoria de la cámara y he mostrado a Martin las fotos… Con algunas ha quedado grata y sinceramente sorprendido… Tras la ducha, he un poco sentado en la zona común de
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