viernes, 22 de junio de 2007

Llegada a Hoi An… He cogido el hostal que había más cercano a la parada del Sinh Café… Al final me ha salido a 6$, pero es barato para lo bien que estaba la habitación y considerando que habían empezado a pedirme 8$...

Después de dejar los trastos, darme una ducha y lavar algo de ropa, nos hemos acercado a la orilla del río atravesando el mercado… El sitio es encantador… Comprendo por que me lo recomendaron los franceses de Pagan en Myanmar… No tiene nada especial, pero callejear por sus estrechos (casi “morunos”) recovecos, es de una delicia inexplicable… Luego me he enterado de que esta ciudad está declarada “patrimonio de la humanidad” por la UNESCO y no por causa de grandes monumentos determinados, sino que yo creo que es por el aroma de sus calles, callejones, puentes y viejos edificios coloniales a caballo entre lo chino, japonés (también estuvieron e influyeron en Hoy An), lo vietnamita y lo francés… Esta atmósfera nos llega a sorprender haciéndonos creer que andamos en una Granada, una Chefchauen, una Essavira, o una Mojacar del lejano oriente…

En el mercado he comprado Tofu muy barato y me lo he ido comiendo a mordiscos… En un pequeño rincón habían unas mesas con pequeños taburetes, en donde me he tomado un arroz con carne a buen precio y pleno de sabores indescifrables. Estaba riquisimo… Luego, he cogido el camino hacia la playa de este pueblo (que no es lo más interesante, pero quería verla) dando un paseo largo de unos 6 Km de ida y los mismos de vuelta… Durante el trayecto he pasado por la puerta de un pequeño templo zen de mujeres, en el que me he prometido parar a la vuelta…
La playa, a la que he accedido sobre el atardecer, es también muy bonita (mucho más que la “Benidorm” de Nha Trang), todavía no muy explotada (claro que le quedará bien poco…) y con una orilla de arenas larguísima… El problema es que aquí todavía no han aprendido, como en el resto de muchas playas de Asia, a que al visitante no hay que acosarlo… Tras unos minutos sentado, me he visto rodeado de una cohorte de vendedores, transportistas y sinvergüenzas, que me han entristecido la vista… Sé que eso cambiará con los años (como pasó en Italia, Francia o España), pero aquí todavía están en ese estado “adolescente” y descontrolado del turismo playero… Y yo no tengo tiempo para esperar esos cambios… Me he levantado entre ese avispero de motoristas y trapicheros de baratijas y refrescos y me he vuelto despacio a “casa”…
He parado en el pequeño templo que he mencionado anteriormente… Es nuevo, pequeño, con una comunidad poco numerosa de monjas (entre las que hay alguna niña), pero con esa luz serena de los templos zen… Nadie hablaba inglés, pero nos hemos entendido y me han hecho leer en voz alta el “Hanya Paramita” (Sutra del Corazón) en inglés… Les he comunicado que mañana volvería para meditar, ya que no es importante que haya un hombre entre féminas (Se nota el Zen, ya que en el Theravada, esta actitud “abierta” sería más difícil de encontrar)… Tienen sesiones a las 9:00 de la mañana y hace ya tiempo que no me siento en za-zen, camino en kin-hin o recito sutras… Me vendrá muy bien… :-)
La vuelta desde el templo al hostal toma una media hora, cosa a tener en cuenta mañana…

Me he ido a dormir pronto… Cansado, pero feliz tras el “kilometraje”…

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