domingo, 2 de noviembre de 2008

Montevideo


Hoy me había dado cuanta de que había dejado mi cargador de pilas conectado y olvidado en la habitación del hostel “El Español”… Tenía que llamar a ese hospedaje para que me lo recogieran y me lo guardaran… Buscando, he dado con una farmacia en la cual habían teléfonos y, tras comprar una tarjeta para llamadas y con la ayuda inestimable del buen tipo que estaba dentro, hemos dado con el teléfono del hostel y he podido contactar con Colonia… La señora al otro lado del aparato va a buscar y, felizmente me encuentran el cargador, todavía conectado. Lo desconectan y me dicen que me lo guardan… Puedo estar más tranquilo, ya que en unos días tengo que pasar de vuelta por Colonia Sacramento para tomar el ferry de regreso a Argentina…

Doy amplias vueltas por la orilla del amplio puerto de Montevideo y no puedo tomar fotos, ya que no puedo cargar las pilas de la cámara, como es lógico…

Compruebo que un hotelito céntrico, llamado “Hotel Montevideo” y llevado por una pareja de ancianos gallegos emigrantes desde hace mucho tiempo en Uruguay, anda muy bien de precio… Está cerca del bus urbano a la estación de autobuses y no lo dudo ni un momento… Reservo la habitación para mañana… Los ancianos están encantados con el español que ha llegado a su recepción y le hablan con mucha morriña de su última estancia en su tierra natal gallega… Ellos piensan que ya no podrán volver a verla de nuevo… Ojala se equivoquen…

A la vuelta al hostel, decido comprarle una camiseta a Manuel pintada por él mismo, ya que me ha gustado mucho el diseño… No suelo hacer esas cosas, pero este Manuel es un buen tipo y de verdad que la camiseta esta decorada con mucho gusto con una guitarra sobre un fondo de “cubista” de colores preciosos…

Paso la noche medio en vela entre Internet y la contemplación de los últimos toques a la camiseta… Mañana cambiaremos de tercio…

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