sábado, 22 de noviembre de 2008

Adiós a El Calafate


Por la mañana recojo la tienda en “etapas”… Lo malo de este sistema de alojamiento es el desbarajuste que se monta para utilizar el equipaje y el poco espacio que hay para reordenarlo…

Una vez arreglados los petates, me tomo unos mates de despedida con José… Alrededor de las 15:00 me pongo en marcha para la estación y espero un par de horas para acceder al bus…

Me acomodo en el buen asiento delantero del piso superior y me dispongo a pasar la noche en el bus, tenemos cerca de treinta horas de viaje por delante, eludiendo la famosa y polvorienta Ruta 40, que nos tomaría casi medio día más… Dejaremos este trayecto (que junto con la Ruta 66 de USA, se está haciendo mitológica para hacerla en vehículo propio) para una hipotética mejor ocasión…

La pernocta pasó suave, ya que mi compañero de asiento prefirió largase en mitad de la noche para otros asientos vacíos, así que dispuse de dos butacas para mí solo…


Quizás soñé con el glaciar, porque me despertaba como sintiendo que aun no me había ido de allí...

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