sábado, 1 de noviembre de 2008

Llegando a Montevideo...




He tomado el desayuno con los españoles, menos mal que lo han hecho sin güisqui… :-)

Se iban a no se donde… Yo me quedo un día más para absorber hasta la última gota posible la atmósfera somnolienta, tranquila, de cuento de hadas, que tiene Colonia Sacramento…

Nosotros salimos de Colonia a las 6:45… El bus llega a Montevideo en unas cuatro horas y al llegar buscamos y terminamos encontrando el hostel llamado “Albergue juvenil”…

Es más caro de lo que esperaba, pero cojo la habitación… Al ir a depositar mi equipaje, un chaval que andaba durmiendo en la cama, se levanta de mala cara y sale dando un portazo… Me dirijo a él severamente preguntándole que le pasa… Cuando pasa un rato, lo vuelvo a ver y entablamos conversación… Es un tipo cojonudo, trabaja en el hostel y se llama Manuel… Es uruguayo y me sorprende como nos hemos conocido… Su calidad humana es tal que estoy feliz de haberme tropezado en la misma habitación con él… Hemos pasado el día juntos hablando sobre muchas cosas… ¡Quién lo iba a pensar tras el encuentro de la mañana! Esta vida nunca dejará de sorprendernos…

Salgo, en algún momento, a pasear por el puerto… Hacía un día espléndido y, según decían los locales, raramente soleado y sin viento… La gente en el puerto pasa el domingo tomando mate, pescando, leyendo o acurrucándose junto a su pareja… Los papas y mamas, con sus niños, tienen algunos jardines al lado en donde poder pasar un buen día en familia…

En el hostel hay una autentica “invasión” de chavales brasileiros que representan a su país en los mundiales juveniles de rugby que se celebran estos días en la capital uruguaya… Son ruidosos y felices y, como buenos cariocas, están todo el tiempo cantando y de juerga permanente, trayendo de cabeza (y con una inevitable gran sonrisa) al resto del hospedaje… ¡No está nada mal el ambiente! :-)
Por la noche he dormido como un autentico rey… ¡Hola Montevideo!



No hay comentarios:

Publicar un comentario