lunes, 17 de noviembre de 2008

En el Glaciar Perito Moreno...

Visita al Glaciar Perito Moreno… A la visita se han “pegado” a mí un estúpido brasilero (que en nada parecía de ese hermoso y amable país) y un americano de Colorado, tan ignorante como suelen serlo los gringos de la América más profunda… Solo tras algunas horas me he logrado desembarazar de ellos…


Primero he de aclarar que el espectáculo del Glaciar Perito Moreno es un evento turístico que haría palidecer de envidia a las agencias que apañan vuelos masivos a lugares como Ibiza… Es una bella región del mundo pero con mucha gente alrededor… Todos somos visitantes y todos queremos ver el único glaciar de la tierra que no solo no está remitiendo, como otros del planeta, sino que está en continuo crecimiento… Como siempre pasa con otros aspectos de nuestra contradictoria personalidad humana, todos somos “turistas” que no queremos ver otros “turistas” en la zona… La belleza del lugar, no obstante, es incuestionable, por eso las masas nos perdonamos (o debiéramos perdonarnos) las unas a las otras… Además, “masas” aquí, en la Patagonia antártica, es un decir; hay gente, pero esto no es Benidorm… Solamente que uno se espera que solo van a haber un par de expedicionarios agarrados a sus piolets y nada más… Ni que decir tiene que el continente antártico se está empezando a explotar por el turismo. Es cara la visita por un par de semanas (de 3.000 a 5.000 dólares), pero cada vez hay ofertas más baratas y eso traerá (de acuerdo) menos exclusivismo y elitismo social, pero mucha más basura sobre la mágica superficie de la Antártida y con ello, la muerte definitiva de una de las últimas fronteras de la “aventura” que van quedando en nuestro mundo globalizado (que no universalizado).


Me encuentro con Clement y el chico suizo paseando por ahí, entre los caminos del Parque Nacional, y me hablan de que están en el camping municipal de El Calafate… Quedo en visitarlos por la tarde, a la vuelta…



Una vez en El Calafate, voy a la estación a reservar un billete de bus a Esquel… Luego voy al camping y allí me reúno con Clement y su amigo suizo y conozco a José, un antiguo montañero con huellas de amputación por congelación en las manos, que está encargado de la gestión y vigilancia del camping… Decido volver mañana, ya que hay que amortizar la tienda que compré en Rosario, los servicios son excelentes y el alojamiento es cerca de tres veces más barato que en el hostel…


Tras una pequeña “fiesta”, vuelvo al hostel a dormir… Mañana me cambiaré al camping…

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