Día de despedida de la patrona… Fue extremadamente amable y conocí a su pareja, que trabajaba en la estación rodoviaria… Tras el desayuno, cogí los bártulos y tomé un bus para la rodoviaria y luego, desde allí, salió el que me llevó a la rodoferroviaria…
Compré un billete para Ouro Preto, que está a medio camino entre Brasilia y Río de Janeiro… El bus sale alas 19:30, saco billete y me la paso leyendo “Achipielago Gulag” hasta la salida…
Me da hambre y voy a comer a un restaureante “por peso” de la estación, en donde, al pagar, el señor de la caja me dice en español que si quiero un cafezinho… Le digo que “no gracias” (el café se da gratis al final de las comidas, pero no me apetecía) y seguidamente me dice que es hijo de españoles. ¿De dónde? El padre murciano y la madre malagueña… Me alegro mucho y le digo que he vivido en Murcia mucho tiempo… ¡Conocía hasta a la patrona, a la Fuensanta! Nos despedimos amablemente tras una ligera charla y más tarde, cuando voy a comprar en un pequeño quiosco un helado, la señora que me despacha me dice que es hija de valenciano y malagueña… Me asombro de la riada de españoles que me he encontrado en esta estación…
Estoy leyendo un rato y oigo unos gritos de una mujer que parece una “homeless” y más tarde, un loco algo bebido va descalzo y sin camisa y palmeando las espaldas de too dios que va encontrando: retazos más o menos comunes a todas las estaciones y cruces de caminos del mundo…
Llega el bus, y me toca un asiento guay, duermo como bendito todo el trayecto…
Compré un billete para Ouro Preto, que está a medio camino entre Brasilia y Río de Janeiro… El bus sale alas 19:30, saco billete y me la paso leyendo “Achipielago Gulag” hasta la salida…
Me da hambre y voy a comer a un restaureante “por peso” de la estación, en donde, al pagar, el señor de la caja me dice en español que si quiero un cafezinho… Le digo que “no gracias” (el café se da gratis al final de las comidas, pero no me apetecía) y seguidamente me dice que es hijo de españoles. ¿De dónde? El padre murciano y la madre malagueña… Me alegro mucho y le digo que he vivido en Murcia mucho tiempo… ¡Conocía hasta a la patrona, a la Fuensanta! Nos despedimos amablemente tras una ligera charla y más tarde, cuando voy a comprar en un pequeño quiosco un helado, la señora que me despacha me dice que es hija de valenciano y malagueña… Me asombro de la riada de españoles que me he encontrado en esta estación…
Estoy leyendo un rato y oigo unos gritos de una mujer que parece una “homeless” y más tarde, un loco algo bebido va descalzo y sin camisa y palmeando las espaldas de too dios que va encontrando: retazos más o menos comunes a todas las estaciones y cruces de caminos del mundo…
Llega el bus, y me toca un asiento guay, duermo como bendito todo el trayecto…
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