domingo, 21 de septiembre de 2008
Partida...
Me ducho, me afeito y desayuno… Doy los últimos toques a equipaje y reposo unos minutos sobre la cama hasta que oigo que fuera ha parado algo de llover… Aprovecho y salgo para el metro hacia la estación… Compro el billete para Brasilia y me siento a esperar, cómodamente, el bus que saldrá a las 17:30 y llegaría a Brasilia dentro de 22 horas, es decir, mañana sobre las 07:30… Leo en estación “Archipiélago Gulag” esperando la hora de salida… De vez en cuando, voy contemplando el trajinar de viajeros, nada diferente a otros trajines de otras partes del mundo… No me olvido de comprar un almohadilla hinchable para poder viajar algo más confortable esta noche…
Cuando toca subir, un señor muy simpático me habla en un español muy bueno… Voy viendo que Brasil tiene ese punto positivo de calidez y, gracias a Dios, no me he topado todavía con ninguno de sus “negativos”… No hay paraísos en la Tierra, seguro que los encontraré… Pero, mientras: Dios bendiga a Brasil…
Tras los trámites de embarque de equipaje, que se hace con mucha seguridad, subo al vehículo, me arrellano en mi asiento y en un pestañear, duermo como un bendito… Mi almohada de viaje de desinfla definitivamente alrededor de las 23:00, pero tuvo una vida plena y feliz durante unas 5 horas… Dios la haya acogido sin problemas en el cielo de las almohadillas mal fabricadas de la omnipresente China…
Mañana… Brasilia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario