jueves, 25 de septiembre de 2008
Montañas Mineras
Llegada a Ouro Preto… Es de madrugada y busco un bus que me lleve a la Hospedaria Antiga... Fuera, mientras espero, una persona en perfecto español se dirige a mí para preguntarme si era español y si buscaba habitación. Su nombre es Washington Oliveira y ha estado viviendo en España, concretamente en Barcelona, durante bastantes años; incluso tiene la nacionalidad española... Ahora vive aquí, en Ouro Preto, y regenta un Hostel llamado "O Sorriso do Lagarto"...
Le digo que ya tengo habitación en la Hospedaria Antiga y él, muy tranquilo, sigue sonriendo y me dice que no importa y que me puede llevar con su coche hacia la zona… Aunque al principio me choca, se lo agradezco de corazón y procedemos a montar los bártulos...
Cuesta llegar, pero al final damos con el hotel... Yo ya estaba pensando en que si resultaba un problema encontrar el establecimiento, lo mejor sería ir al albergue de este amigo... Se lo digo; pero él, en vez arrimar el ascua a su sardina, me indica que espere un poco, que ya andará cerca... Esto me convence de la calidad humana de Washington y me cae bien al instante...
Entro, pregunto y veo que la habitación está muy bien y me la dejan a un muy buen precio... Salgo y le digo a Washington que todo está OK, se despide y quedamos en que iré a visitarlo...
Después de depositar los trastos, salgo y me decido, lo primero de todo, a visitar a Washington… Tengo curiosidad por ver su hostel y de paso agradecerle su amabilidad... Al llegar encuentro a una chica, Fernanda, que me dice que Washington está al llegar... Me pone un café que agradezco... Hay pululando por el hostel un francés que me saluda tímidamente con un levantar de cejas… Veo que tiene muy buenas zonas comunes este establecimiento y, aunque la habitación de mi hotel es luminosa y con unas vistas maravillosas, me hubiera gustado también alojarme en este hostel...
Cuando llega, Washington me invita a un café y me cuenta su historia de como consiguió la nacionalidad española... Un huesped coreano se acerca silencioso y se sienta en la mesa a desayunar…
Tras un buen rato de cháchara me voy, prometiendole volver por lo menos el último día para despedirme... Recojo una bolsa de plástico que me había dejado olvidada en el coche y vuelvo a la plaza principal del pueblo para saborear la atmósfera peculiar de esta villa de montaña... Lo primero que hago es visitar una Iglesia que hay cerca del centro y que lleva el nombre de mi madre: la Egreja do Carmo... Es de un estilo barroco colonial brasileño muy bonito, popular y simple...
Por lo demás, el pueblo es patrimonio de la Humanidad y es precioso... Uno no se espera encontrar una cosa así en Brasil, donde el tópico nos lleva a palmeras, selvas tropicales y playas de arena blanquísima.. Esta villa nos recuerda más a un pueblo gallego que a la samba de Río...
Tiene unas cuesta larguísimas y bastante duras de subir, pero en unas horas te has aclimatado a ese "treking" urbano...
Doy con una buena conexión a Internet y puedo hablar con Silvia y sobrinillos por teléfono… Puedo hacer muchas fotos que, sin embargo adolecen de cierto color, ya que el cielo anda algo nublado... Encuentro a un vendedor de coco y cacahuetes garrapañados y pillo una par de bolsas...
Cuando anochece voy de vuelta a la habitación, regateo con el patrón el precio final y me baja a casi la mitad… Una buena ducha y un poco de trabajo con ordenador y me quedo dormido en pocas horas con Carl Sagan y su “Cosmos” en brasileiro en la televisión educativa brasileña…
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