OLÁ BRASIL!!!

Llegada al aeropuerto de Sao paulo… Me acordé de los pequeños líos que habían habido entre “fronteras y fronterizos” hispano-brasileños en los aeropuertos… Algunos brasileños fueron expulsados del aeropuerto de Barajas por falta de papeles adecuados (y quizás estupidez y mala leche de funcionarios) y, como respuesta, Lula había dejado indicaciones para que hicieran otro tanto con los españoles que llegaran a Brasil… En efecto, nada más llegar al control, la garota que estaba tras la ventanilla me echó un vistazo furtivo y me envió a otra cola de más adelante... Esta vez, la chica, casi sin mirarme, me puso el sello de entrada… Suspiré. Por lo menos había puesto mi pica en Brasil…

Nada más llegar voy a por la pela… Me estreno en el sistema de los ATM… Pero me encuentro que del cajero automático no sale nada y me muestra un mensaje diciéndome, en portugués, que no hay conexión de redes. Ante el desconocimiento me entró un ligero “pánico financiero”; luego me enteré que solo se podía sacar parné de los ATM de 24 horas… Así que voy y cambio en otro lado; cambio 100 € en un mostrador de los habituales en los aeropuertos… Saliendo al exterior, me entero que existe un autobús directo desde el aeropuerto para la Plaça da Republica. Encuentro la parada, voy a la ventanilla, saco el billete y cojo el bus… Dormito en el trayecto a pesar de mis esfuerzos por captar las primeras imágenes de país… Tras llegar y ver que el ambiente no es “hostil”, cojo los bártulos y me pongo a buscar habitación… Llego a varios hoteles, pero están llenitos… Me topo con el Hotel Moraes, en una placita con una iglesia pequeña y pintada de un amarillo que no dudaría en calificar de “brasileiro”, cercana a la Plaza de la República, allí me alojo cansado y aturdido por el jet-lag…

Enseguida me doy cuenta de que los prejuicios sobre Brasil son enormes… Sao Paulo no es más peligroso que Madrid o Barcelona por la noche y los “colgaos” y tipos raros no son más abundantes aquí que allí… Brasil es, además, un país pujante (la décima potencia económica del mundo) y no se ve mucha más pobreza que en España; por lo menos en Sao Paulo, la tercera ciudad más grande del mundo… De todas formas decido no sacar la cámara hasta ver como va la cosa en todas las calles y alrededores del centro de la ciudad…

No resisto la tentación de zamparme una buena feijoada al salir a darme una vuelta tras dejar los trastos en la habitación y darme una buena ducha… Te sirven tal cantidad de judías pintas, carne, arroz y otras guarniciones (además de la naranjita pelada para que la exprimas sobre la mezcla) que casi no lo puedes terminar… Delicioso… Compruebo que en Brasil me voy a encontrar con un alojamiento y un trasporte muchísimo más caro que en Asia, por ejemplo, pero que la comida va ser barata, abundante y de extraordinaria calidad… También he comprobado que hay una modalidad de restaurante en donde tú te sirves la comida de diferentes fuentes expuestas y luego, en una balanza, te pesan el plato y te cobran la ración “por peso”. Este sistema es muy barato y te pones morado de frango (pollo), verduras diversas, bifes de vaca, arroz, deliciosas judías pintas (las hacen muy bien aquí), ensalada, etc.

Pregunto en un Santander como sacar dinero de los ATM (caixa automático) y me indican que es que tengo que sacarlos de un 24 horas; ellos (el Santander) tienen cajeros automáticos, pero en esa sucursal no son de 24 horas… Me señalan uno cercano en una sucursal de un banco brasileiro: Bradesco… Allí, por primera vez, no hay problema… Voy buscando la oficina de turismo, difícil de encontrar y allí me atienden una negrita mulata de apellido italiano y una brasileira de origen japonés, nacionalidad muy abundante en Brasil y en especial en Sao Paulo. Son amabilísimas y me indican algunas actividades y me muestran algunos planos…

Estaré varios días con jet-lag… Ahora voy aturdido y desorientado… Me voy pronto a la cama… La noche es fresquita por aquí y tengo que ponerme la manta de la que me había desprendido al meterme en la piltra…

OLÁ BRASIL!!!

Beijinhos... :-)