lunes, 26 de enero de 2009

Hola Perú...



Temprana ha sido la salida de Copacabana. Hemos llegado enseguida a la frontera, en donde me he topado con los primeros “rickshaws” que he visto en Sudamérica… Me ha sorprendido sobremanera ver estos típicos vehículos de tres ruedas hindúes… Parecen de la marca Tata o Bajaj, en todo caso de la India… Los encuentras en otros rincones de Asia, pero aquí… Ha sido toda una sorpresa…


Tras los breves trámites aduaneros, hemos proseguido hasta Puno, la ciudad peruana que da al Titicaca… Allí nos han dado un boleto para coger otro bus a Arequipa… Nos ha dado tiempo a sacar dinero de un ATM de la estación y a desayunar propiamente… Cuando se ha acercado la hora, el bus que nos llevaría a Arequipa ha partido con todos nosotros, dejándome un gusto agradable de las primeras impresiones del país… Es cierto que son más abiertos y desde hace un mes, he visto los primeros chascarrillos y bromas entre indígenas…


Tras llegar por la tarde a Arequipa, lo primero que he hecho ha sido reservar billete para Cuzco… Luego he cogido un Taxi a un precio barato y justo que me ha dejado en “Los Andes Bed & Breaksfeast”, un excelente hostal, limpio y cómodo, aunque algo subidito (no mucho) de precio… La habitación es muy bonita con buenas vistas y luego de una ducha, he entregado la colada para la lavandería y me he dirigido a la calle…


Ya desde el taxi, había flipado con la Plaza de Armas, llena de vida y movimiento… Me había quedado sorprendido con la grandísima y bella Catedral y con los arcos y soportales que rodean la plaza… Pero ahora, ya anochecido, el ver la plaza ha sido mágico… He bendecido Perú y he deseado que fuera así el resto… Me he movido en un ambiente que se parece mucho al de una Plaza Mayor en Madrid y sin una pizca menos de su magnificencia… ¡Que grande tuvo que ser Perú en la era colonial! No en vano, México y Perú eran centro del poder hispano… El Virreinato del Perú abarcaba todo lo que la corte en México no abarcaba, del Caribe para abajo… Me doy cuenta del iberismo peruano (No solo por la tauromaquia, sino también en rasgos del carácter) y por eso me parece encontrarme en un pedazo de España, donde se me quiere y sonríe por ser español y en donde, paseando por los soportales arequipeños, me parece estar en un pueblo castellano o extremeño… La arquitectura colonial está conservada con cariño y orgullo, como parte de un recuerdo común compartido, como un guiño nostálgico y amoroso a la Madre Patria y los peruanos son gente encantadora… Ya tenía ganas de simpatía y alegría… Esos rostros mestizos me miran como a un hermano o un amigo… Digo que soy español y se abren como a un pariente lejano… Perú es un gran tozo ibérico, un pedazo del corazón de la hispanidad… Vecinos… Amigos… Hermanos… Esperemos que todo el país sea así…


Hemos cenado como reyes y nos hemos ido a la “piltra”, que buena falta nos hacía… Mañana exploraremos más detenidamente la ciudad… ¡Dios bendiga Perú!

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