Hoy, la patrona me ha dejado estar hasta las 20:00 en el hostel (tras pago riguroso de una pequeña cantidad adicional) y hemos aprovechado para ordenar cosas en el ordenador (valga la “rebuznancia”), ya que el día ha sido muy nubloso y han caído pequeñas gotas de lluvia, casi imperceptibles, que han bastado para “humidificar” bastante el ambiente…
Sandor tiene que volver en unos días a su tierra y quiere captar lo máximo de la zona en el mínimo tiempo posible, así que ha preferido salir de excursión hoy también…
Sobre las 20:00 horas he cogido el petate y me he dirigido hacia la estación de la compañía de bus que me llevará a Trujillo… Será, como ha sido en los últimos viajes por la geografía peruana, un trayecto nocturno; esto es equivalente a decir: incomodidad, inseguridad y cansancio… Pero el problema es que no hay una alternativa diurna para acercarnos desde Huaraz a la ciudad de Trujillo, solamente hay buses nocturnos… La parte buena de esta noticia es que el vehículo es uno de los mejores (por no decir el mejor) que he encontrado en Perú…
El viaje ha sido, por tanto, algo más confortable que en otras ocasiones (del de Cuzco-ayacucho prefiero ni acordarme). Reservé el primer asiento del piso de arriba, y eso se nota…
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