Llegamos a Lima de madrugada… Nada más llegar, me he dirigido a la ventanilla de los billetes, para reservar uno a Huaraz… He llegado demasiado temprano y he tenido que esperar algo a que abrieran… Cuando ha llegado la chica y he despachado mi billete, el problema era el cambio, pero solo he tenido que esperar unos diez minutos para obtenerlo…
Creyendo que se podría encontrar alojamiento en las cercanías de la terminal en donde me encontraba (hay varias en Lima) me he cargado los petates y he ido arrastrándolos sin encontrar nada (parecía mi síndrome particular “de Manila”) hasta que, quizás a un par de kilómetros desde donde partí, he dado con una zona, relativamente cercana al estadio, en donde tras preguntar en un par de sitios, he dado con uno en el que me ha atendido un simpático muchacho que me ha dado una habitación para reposar mientras se desocupaba alguna más barata… No ha hecho falta mucho tiempo; apenas media hora después, me han dado una excelente habitación con baño y TV por cable (este añadido televisivo se hace muy común a partir de habitaciones de rango medio en Perú)… Tras ducharme y cambiarme de ropa, me he puesto las pilas para salir a ver la ciudad…
En mi primera estancia en la capital, he optado por visitar el centro histórico, al que he ido caminando plano en mano… Me he dado cuenta de que la “arteria” que no debía de peder y que me serviría de referencia sería la Avenida Salaverry… Desde esta calle, cercana a mi hotel, se podía llegar al centro y en días posteriores, se podría alcanzar la costa y el sector de Miraflores…
Tras algo de callejeo, pasando por la encantadora iglesia de La Merced, he dado con la Plaza San Martín y desde aquí, siguiendo la calle peatonal de Jirón de la Unión, ha sido posible llegar a la Plaza de Armas (o Plaza Mayor) y a la Catedral, que estaba cerrada para los creyentes (no para turistas, previo pago) hasta el domingo…
Me he acercado a la orilla del río Rímac y he podido apreciar todas sus zonas adyacentes, como la iglesia de Santo Domingo y todas las callejas que van bordeando la Plaza de Armas…
Cuando he empezado a notar mis huesos, por los efectos del viaje, y ya atardeciendo, me he ido acercándome, perdiéndome de vez en cuando, a la Plaza Bolognesi y, desde allí, dando con la Avenida Salaverry, he llegado a mi hotel en el crepúsculo… Me he recostado en la cama y he puesto la TV para ver las noticias españolas… Me he quedado frito en minutos… Mañana será otro día “limeño”…
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