martes, 3 de febrero de 2009

De Santa María a Santa Teresa...

Nos hemos levantado alas 6:00… Tras despedirme de mis amigos hasta más ver, he cogido una combi hasta Santa Teresa… Pocos minutos después los he divisado desde la furgoneta y le he pedido al conductor que pitara; una pequeña parte del camino transcurre por la polvorienta carretera antes de adentrarse por las montañas y allí andaban caminando en grupito… He sacado la cabeza por la ventana y les he gritado: “You are very slow, my friends…!” (“¡Sois muy lentos, amigos…!”); me han saludado ruidosamente y con sincera alegría… Son un grupo cojonudo y he tenido suerte de encontrarlos… Me han dado mucha fuerza para emprender el camino… ¡Dios los bendiga!...


Mis amigos esperaban que me quedara en el pueblo, trasnochando en algún alojamiento del lugar y esperándolos, a su vez, en la estación de aguas termales que quedaría al final de su camino, antes de su llegada a la población… Pero al llegar llovía… Cuando ha parado un poco y ha salido un espléndido sol, me he encontrado fuerte y he decidido que haría el camino a Aguas calientes hoy mismo, ahora, y que a mis colegas los vería en Aguas Calientes… Esta opción del reencuentro podría ser bastante improbable, ya que el grupo llegaría cansado a Santa Teresa y, con toda seguridad, pernoctarían en ella… Y yo, de repente, he sentido que mi viaje al Machu Picchu no era una excursión, sino un peregrinaje… Mis amigos entenderían y, si el dios Viracocha (estamos en el feudo donde impera su nombre) creía conveniente, nos volveríamos a ver… Aquí o en algún otro lado… Además, ellos van también camino hacia el norte, hacia Colombia; o sea que todo puede pasar… Y de esta manera, feliz y eufórico, con una fuerza casi divina en el alma, he dirigido mi mirada hacia el puente que, según la gente local, lleva al camino que conduce a la “hidroeléctrica”… No lo he dudado un instante… He empezado la caminata…

En el otro lado del puente, me he vuelto y he contemplado el pueblo de Santa Teresa que quedaba en lo alto… El Sol transitaba, luminoso, la estrada que me ampararía durante este día… He dado la espalda al acantilado en donde se quedaba el pueblo, a la dirección desde donde yo venía, y he empezado la andadura…


El curso del camino ha transcurrido, casi todo el tiempo, paralelo al torrente de agua que fluía ruidosamente algo más abajo… Tras casi dos horas de fatigosa caminata, he constatado que la marcha duraría más de lo esperado… Aún así he seguido, pasando alguna casa abandonada, hacia la primera etapa: la hidroeléctrica… Había pasado una media hora, cuando he divisado una pequeña construcción al lado de un puente viejo de metal… Justo entonces, ha empezado a lloviznar y, a paso algo más acelerado, he llegado a la protección de un techo de zinc que pertenecía a un pequeño “business” que alguien había montado allí… En este establecimiento había para beber algo, pero yo llevaba mi propia bebida y solo he pedido resguardarme de la lluvia, que arreciaba en esos momentos… No ha habido problema… Incluso me han informado sobre el trayecto que me quedaba… Solo debería seguir la vía, que encontraría enseguida, nada más cruzar el puente y llegar a la estación llamada “Hidroeléctrica”, desde allí subir unas escaleras por la ladera de la montaña, más o menos bien señalizadas, que me llevarían al recodo de vía que tendría que seguir, yendo hacia la izquierda, hasta el pueblo de Aguas Calientes que quedaba a unas tres horas de camino, a cerca de 10-12 kilómetros de donde me hallara en ese momento… Me han dicho que solo hay un puente, sobre un torrente de agua, que da algo de vértigo cruzar, pero que llevando cuidado no habría problema alguno en atravesar… Unos tipos de origen americano han parado unos segundos, han saludado, y luego han seguido el camino bajo una lluvia torrencial… Yo he preferido esperar algo más… Cuando la lluvia ha cesado, unos minutos después, he seguido…

Nada hay que destacar del incomodísimo camino que transcurre por la vía férrea. Las piedras apiladas a lo largo de los raíles impiden caminar con efectividad, retrasando bastante el ritmo de la marcha… Pasada una hora, he dado con el puente por donde pasa un par de veces al día el tren… Es una construcción no apta para cardíacos, en la que rezas por que no pase la máquina mientras tú andas por la mitad; consiste en una pasarela en la que los tablones que forman las traviesas de la vía están separados unos de los otros, en algunas partes llegando casi al metro, pudiendo dejar el espacio suficiente como para que un cuerpo normal resbale y caiga entre ellos al tronador río que pasa unos diez metros (aproximadamente) más abajo… Uno tiene que andar con cuidado de no resbalar, de apoyar bien los pies en cada paso y de no mirar los espacios vacíos entre tabla y tabla, ya que solo se pueden captar fragmentos congelados del movimiento de las aguas de los rápidos de abajo… El ruido es intenso, favoreciendo la sensación de peligro… Además, el puente mide como unos 25 metros y tardas bastante en llegar al otro lado, ya que vas, inconscientemente, con los brazos en cruz y muy concentrado en el siguiente paso que vas a dar para apoyarte bien en el travesaño posterior al que te encuentras… Es posible cruzarlo si uno está acostumbrado a montañas, no es tampoco imposible ni peligroso en extremo… Aún así, me he planteado la posibilidad de tomar, a la vuelta, el tren desde Aguas Calientes hasta la “hidroeléctrica” (cosa posible), y seguir luego a pie hasta Santa Teresa, para evitarme así el paso del puente y el “coñazo general” de andar resbalando y tropezando con las piedras que siguen el recorrido de la vía…


Algo más adelante, me he encontrado con los “gringos” que pasaron brevemente por el puestecito de antes de la “hidroeléctrica” y hemos seguido el resto de la vía juntos hasta Aguas Calientes… Hemos llegado deshechos y nos hemos separado allí para buscar alojamiento, sobre el cual teníamos conceptos distintos… :-)

He dado enseguida con un sitio en el que, por un módico precio, me he alojado en una habitación con baño privado, con agua caliente, y TV por cable… Estaré dos noches y mañana me acercaré a las ruinas… La única mierda es que el check out es a las 9:00 de la mañana, siendo este el más tempranero que me he encontrado en todo la porción del planeta que, bien a bien, he conocido… Me he acercado, un ratito después, a sacar el pase (algo carillo, pero se perdona) para la visita de mañana…



¿Cómo explicar que he dormido como un bendito tras la casi veintena de kilómetros recorridos en montaña…? Me ha venido de maravilla… Mañana me espera el Machu Picchu… :-)

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