jueves, 19 de febrero de 2009

Llegamos a Trujillo


Llegamos a Trujillo de madrugada y, tirando de equipaje y plano, me he ido acercando al centro, que no andaba muy lejos… En el camino he parado en un puesto callejero a tomar un sándwich y un vaso de avena… Una pesada, visiblemente algo desequilibrada, se ha puesto a preguntarme sobre mi nacionalidad… Al saber que era español se ha puesto a alabar mi nacionalidad…



Trujillo fue fundada por el mismo Pizarro y fue por eso que le puso el nombre de su ciudad extremeña natal… Es otra de esas ciudades preciosas con un casco histórico orgullosamente conservado por sus habitantes…


La Plaza Mayor y sus numerosos edificios religiosos y coloniales están llenos de un colorido que embruja y, además, ya se va notando la proximidad al ecuador… Los edificios adyacentes, bajo la dorada luz del amanecer, tenían un embrujo tan especial que no he sido capaz de resistirme a fotografiarlos, aún con el coñazo de la mochila encima… Esta es una zona costera y estamos en el trópico, no hay duda, y hace un calor pesado que en nada se parece al fresquito que se siente en las montañas…


Hemos dado con un buen hostal, en el que he regateado algo… La habitación es algo pequeña, pero muy confortable y, como voy pillando últimamente (ya que merece la pena por el precio) con un amplio y limpio baño privado con agua caliente (no hace falta por aquí) y con TV cable (que tampoco es que sea imprescindible, pero ayuda a dormirse por la noche).


Varias vueltas por la ciudad hasta el atardecer, junto con la fatiga del viaje, me han terminado por dejar exhausto… He dormido como un angelito y, por primera vez en mucho tiempo, completamente destapado…

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