Cogemos un bus tempranero para Alter do Chão. Será entre una media hora y una hora de viaje…
Nada más llegar, me doy con la sorpresa de que, con las lluvias, este pueblo de “playa” fluvial, está inundado…
Los techos de paja de las construcciones más cercanas al río apenas sobresalen de las aguas… No hay ni rastro de la famosa playa de arena blanca que da fama a este pueblo ribereño del Amazonas…
Por lo menos, las lluvias permiten acercarse a visitar alguna de las “piedras viejas” (o en este caso “semi-viejas”) que a mí me gustan ver… aquí hay una preciosa capillita, que hace las veces de iglesia, encantadora…
El pequeño muellecito que bordea la playa fluvial está al ras del nivel del río, de forma que las embarcaciones se dan contra la baranda del paseo…
Vemos que, por lo menos, las embarcaciones de río, de gente local, resisten al envite de las lluvias de este año que, según dicen, son algo más fuertes de lo habitual…
¡Qué extraño resulta ver los árboles casi por debajo del nivel del agua! Por estas latitudes, la naturaleza está preparada para resistir este tipo de inundaciones (no tanto los seres humanos, todavía genéticamente más de secano). Tenemos imágenes tan curiosas como la de la foto de aquí arriba…
Paseando por zonas algo más altas, vemos que hay gente viviendo en embarcaciones que se han quedado inservibles y encalladas en la arena, debido a los accidentes atmosféricos y a la probable pobreza que impedirá la reparación a corto plazo de la nave…
Como de costumbre, el objetivo de la cámara se me va detrás de las flores más coloridas de la cercana espesura… A esta de la foto, la he visto en algunas partes de Asia también, según creo recordar…
En fin, el espectáculo surrealista de ver a la gente local tratando de bañarse con normalidad desde el pequeño malecón del pueblo, es curioso… Tras la tarde en Alter do Chão, slo nos quedó, al atardecer, volver paseando hasta la pequeña estación de bus del pueblo y volver, casi con la ausencia de luces, a nuestro alojamiento en Santarem…
Antes de retirarnos a dormir, he preguntado en un barco por el horario y el precio del pasaje Para Macapá, al norte de la “Ilha de Marajó” y de la ciudad de Belem… El patrón del barco me ha dicho que tenía que acercar temprano a comprarlo mañana… Ya que andamos por aquí ¿Por qué no visitar una de las villas más norteñas de brasil? Aunque no tenga muchos habitantes, será curioso ver la capital del estado cercado a las Guayanas: Amapá…
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