Como casi siempre en estas travesías, me he despertado muy temprano para apreciar el paisaje del río… Se nota que estamos llegando a una ciudad más o menos importante y saliendo del Amazonas para ir llegando al mar…
La vida de los hombres, ya más cerca del Atlántico, no parec variar mucho del resto del gran “caminho” que es el río… Los niños en sus canoas, se acercan al barco para reclamar las bolsas de comida y de regalos que les tiran algunos pasajeros y que se quedan flotando hasta que los botecitos se aproximan a recogerlas…
Por fin, tras virar en un recodo, se llega a Belem… La linea de los edificios recortándose sobre el horizonte nos anuncia una vuelta al barullo urbano…El paulista, Vittoria y yo, bajamos y caemos un transporte hasta la Plaza de la República… Hemos ido un trecho juntos hasta que nuestro amigo brasileiro ha llegado a la puerta de su hotel y nos hemos despedido… Vittoria y yo hemos probado en varios hoteles y, hasta nos han avisado de que unos tipos con malas pintas nos seguían… Nos hemos parado al lado de esa buena gente y los otros, los “malones”, han pasado de lago… ¡Definitivamente volvemos al asfalto, a la violencia y a la miseria!
Por fin damos con un hotel y tomamos habitación… Yo salgo brevemente para almorzar y paso por una iglesia en una plaza cercana antes del puerto… Echo unas fotos y flipo con el San Expedito, muy popular entre los católicos brasileiros, patrón de las causas urgentes…
Por la tarde noche salimos Vittoria y yo… La verdad es que me estoy fatigando de que esté siempre pegada… Es buena chica, pero en caso de violencia contra mí solo tendría que correr o defenderme; en caso de violencia contra ella siempre me tocaría jugármela por ella, ya que quedaría abobada y paralizada por el miedo… Se que no soy políticamente correcto pero es así… Esta chica necesita siempre alguien que la proteja… Por los puestos del puerto, alguien conocimos a un francesito que va acompañado de un ruso que conocía a Vittoria de otro sitio brasileiro… Estas cosas on sasombrosas pero pasan… Los dos están alojados por una tercera parte de lo que nosotros pagamos, solo unos metros más allá en la misma calle en el Hotel Fortaleza… Decido cambiarme mañana, no se lo que hará la italiana…
Me acerco a ver las habitaciones y me parecen perfectas… Hago una pequeña salida nocturna para comprar agua y veo lo peligrosillo que parece todo… Echo de menos mi Amazonas… Por la noche tengo un sueño en el que los colores son los colores de un atardecer larguísimo… Duermo como un rey… :-)
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