martes, 21 de abril de 2009

La capital de Amapá...


La noche fue aceptable y el día ha sido bonito… La vegetación de las orillas estaba más cercana y he podido disfrutar de una visión, casi al alcance de la mano, de lo lujuriante de la vegetación de estas tierras…


La diversidad biológica del Amazonas es tal que, parece ser, solo se conoce una pequeñísima porción de sus variedades botánicas y animales… No me arrepiento de haber surcado el río Amazonas… Es una sorpresa constante que me hace sentir que todavía es posible maravillarse en este pequeño casote mineral, líquido y gaseoso que llamamos Tierra…


Poquito a poco, íbamos acercándonos a una variante más de “mata atlántica” (como la llaman por aquí) del la selva amazónica… Seguía siendo ecuatorial, pero había algo menos de altura, o eso me parecía a mí… A Vittoria le parecía la misma, con ligeras diferencias… La verdad es que seguíamos en pleno Amazonas…


Hemos hecho una parada en un pueblo con cierto nombre familiar: Almeirim… Muy pequeño también, pero un punto necesario para estirar unos minutos las piernas y abastecer a los barcos…


Se vendían, entre otras cosas, unos quesos que parece ser que son muy típicos de la zona… No me he decidido a comprar y además, Dónde iba con un “peaso-queso” como esos, si la comida incluida en el pasaje era de porciones descomunales…


Me he pasado la tarde echadito en la hamaca y esperando la llegada a Macapá, que ha sido de noche y hemos tenido que coger un taxi a medias con un paulista (nativo de São Paulo) y otro tipo… El trayecto ha sido de más de media hora y transcurrido por unos veintitantos kilómetros… Parece ser que el puerto está algo lejillos de la villa…


El hotel en donde hemos parado ha sido uno de los más cutres de Brasil, pero estábamos cansados y había que dormir…

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