Hemos salido por la mañana a las 12:00… La aduana, a las pocas horas de la partida, no ha sido muy molesta, aunque he podido apreciar las primeras muestras de la poca amabilidad de la que los funcionarios (sobre todo chavistas) hacen gala con los extranjeros…
En efecto, he comprobado que lo que algunas guías y viajeros cuentan es verdad… Chávez ha “emparanoiado” a el chavismo militante con las ideas de que muchos de los extranjeros son espían para el “norte”, tan odiado por el camarada presidente… Bastantes policías, jóvenes e incultos, se toman en serio esta propaganda y es mejor no llevar muchas maquinitas extrañas, ya que pueden creer que son objetos de espionaje y confiscártelos (o quedárselos ellos directamente)
Si rápida ha sido la aduana, los innumerables controles militares y policiales a lo largo de la carretera han sido desesperantes y la chulería de los “oficiales”, de un descaro increíble…
Otro mal rollo ha sido la llegada a Maracaibo por la noche… Parece ser que la compañía de bus no para en ninguna terminal de la ciudad y me ha dejado con los bártulos en una plaza más o menos céntrica (a pesar de lo peligroso de las noches de algunas ciudades venezolanas), desde donde he tomado un taxi, que me ha cobrado lo que ha querido y me ha llevado en peregrinaje (tras parar en un cajero automático) a la búsqueda de algún hotel… Hemos encontrado habitación en el Hotel Caribe a un precio desorbitado para la baja calidad que ofrecía… Luego hemos salido a cenar y he constatado que todo anda carísimo en este país…
Hemos dormido bien por el cansancio y con la firme determinación de pasar este país lo más rápido posible y llegar a Brasil cuanto antes…