Hoy nos acercamos al río, que uno espera ver con alguna mujer lavando en sus aguas, pero Cuenca es una ciudad con dinero, que envían emigrantes (especialmente de USA) desde sus destinos y, lógicamente, ahora predominarán las lavadoras y secadoras, en detrimento de las más bellas estampas tradicionales…
Luego hemos pasado por el resto de unas pequeñas ruinas incas que hay cercanas a la ribera… No tienen mucho interés, pero están ahí como testimonio de que la zona fue habitada desde hace tiempo…
Nos metemos a un cibercafé en donde he tenido que aguantar a un estúpido, que estaba cantando en voz alta, con los cascos puestos, y seguramente que algo borracho… El muy subnormal proclamaba que “¡alegría, alegría!”, mientras molestaba a todo dios… En esto se nota que el país no está muy educado todavía…
Las diversas iglesias y templos que he ido visitando, perfectamente conservados, me han reconciliado con la ciudad…
Las encantadoras calles, la encantadora gente… En fin, que esta es buena tierra orgullosa de su herencia hispana, cosa que pregonan a los cuatro vientos…
Los edificios coloniales son preciosos y da gusto perderse entre sus calles… Cuenca es una ciudad bonita… Además, puedes acompañarte de unos espléndidos dulces de coco (cocadas) y pequeños caprichos como los pedacitos de caña de azúcar para mascar…
Aunque mañana tengo hasta las 14:00 para salir de la habitación, al anochecer hemos vuelto a la habitación a descansar… Mañana tenemos viaje a Quito por la noche…
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