Hemos llegado a Quito de madrugada… He conseguido un hotel cerca de estación y hemos dado una vuelta por la ciudad…
Llama la atención el “panecillo”, una colina (o cerro) presidida por una imagen gigante de la Virgen…
La ciudad es limpia y parece muy activa… El transporte más rápido (aunque no el más cómodo) es la red de trolebuses eléctricos que surca las calles de estación en estación… Los hemos utilizado para acercarnos a la oficina de correos y enviar un paquete de 5 kilos con objetos que no nos hacen falta en la mochila y para volver después a nuestro alojamiento…
La Plaza e iglesia de Santo Domingo, que hemos visto llena de colegiales vestidos de azul, es el centro desde donde hemos partido a explorar la ciudad…
A través de las Calles de García Moreno y Sucre, pasando por la iglesia de la Compañía, hemos empezado a sentir la belleza clásica del Quito histórico…
Después se llega a la Plaza Grande o de la Independencia, muy bella y restaurada, con el Palacio del Gobierno y sus soldados de guardia en la puerta…
A un lado se encuentra el Palacio Arzobispal… El resto de la plaza tiene también algunos soportales y una curiosa inscripción (“Es gloria de Quito el descubrimiento del Río Amazonas”) domina una de las paredes de uno de los edificios oficiales del lugar…
Hemos comido en restaurante popular, de buena comida e inmejorable precio, en donde he volcado un pote de salsa por toda la mesa…
La Catedral gótica, llamada también Basílica del Voto Nacional, es impresionante… Es una edificación gigantesca que se puede ver desde alguna de las calles adyacentes a la Plaza Grande… Los bellísimos ventanales y su grandiosidad, le dan una personalidad especial…
De nuevo, Juan Pablo II se encuentra, medio beatificado de antemano, en una estatua en la puerta principal, conmemorando la visita del Pontífice al lugar… Me suele gustar la arquitectura antigua, especialmente la religiosa (cristiana o no) de cualquier tradición cultural y, aunque esta Catedral no es muy añeja, tiene una poética atmósfera que he disfrutado, casi completamente en soledad, sumergido en su penumbra bañada con los hermosos colores que atraviesan sus vidrieras…
Volviendo al alojamiento, he pasado a una tienda de electricidad a comprar un adaptador de enchufe, que me hará falta en gran parte de Ecuador y Colombia…
El movimiento callejero se me ha antojado de gran parecido con España… La vitalidad de la ciudad y su alegría, me ha sorprendido y conquistado…
Mañana nos vamos a Otavalo, una ciudad del norte montañoso de Ecuador famosa por la belleza de su entorno…
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